20:35 EL BURRITO SENCILLO


Vélez le dio 15 minutos de changüí a Banfield. Hasta que apareció él. El Burrito sencillo, que se cansó de ver como el rival presionaba a sus compañeros en la mitad de cancha y le reducía su participación. En cuanto hizo su aparición en el partido, todo cambió. Sus compañeros descansaron e su gambeta y en su buen trato del balón, el Taladro se sintió vulnerable y se dejó vencer. Sin oposición. Fue un 3-0 contundente. Una diferencia entre un equipo de experiencia, contra uno que apenas renueva stock cada temporada.
Banfield construía su estructura destruyendo. Marcando y presionando principalmente en la zona central y desgastándose para, primigeniamente, cauterizar la armada fortinera e inmunizarse del buen progreso en el terreno que a Vélez le dan sus hombres de tres cuartos hacia arriba.
Al Taladro lo favorecía la imprecisión que el conjunto de Liniers exponía en la circulación. Papa tenía que convivir con Jonathan Gómez y no descuidar a Ortiz de las diagonales del RoRo López. Cabral haciendo de Zapata, cooperaba en la doble función, siendo oposición junto a Canteros en el retroceso, pero también salida concreta y un asistidor para llevarle el alimento a los de arriba.
La inserción de Vélez en el partido fue directamente proporcional a la irrupción del Burrito Martínez. Cansado de no recibir balones limpios en la delantera, se tiró unos metros atrás para entrar en el circuito de fútbol del equipo, y contagiarle su entusiasmo al desaparecido Ramírez.
Cada vez que encaró, esparció sus gambetas por todos lados, siempre yendo hacia delante y ganando en los duelos. En la primera que se propuso encarar cerca del área del Luchetti, rompió por izquierda y cuando lo cerraba Dos santos, Papa entró en escena y el central se lo llevó puesto. Penal que lo ejecutó el goleador Santiago Silva, para también decir presente en la fulera tarde bonaerense.
El comienzo del complemento mostró las diferencias de calidad entre uno y otro. Vélez disponía del terreno y de la posesión, y se le iba a las barbas al Taladro. Un par de chances desperdiciadas fueron apenas una premonición de lo que estaba por acontecer. Apenas 4 minutos iban del segundo tiempo, cuando el Tano Ortiz se elevó más que todos para marcar tras un córner la ampliación de la ventaja.
De aquí en más, el partido no fue tal. Porque Banfield se debatió con sus propias carencias y su falta de argumentos. Encima enfrente, estaba el campeón, y su burrito sencillo, que corre todas y no renuncia a sus fueros internos, estaba ávido de anotarse en el marcador. A los 37’, recibió una cesión de Canteros dentro del área, y remató de zurda a Luchetti, para confeccionar un triunfo a la medida de uno y de otro. Vélez fue y es un modelo a seguir para Banfield, que se debate en una incertidumbre de cómo levantar este pálido inicio de torneo.



IVÁN ISOLANI