20:26 IGUALDAD A CARA DE PERRO



La mirada al piso de muchos. Las medias bajas y las continuas búsquedas de aire fresco y revitalizante, son la muestra clara de lo que fueron estos 90 minutos entre Instituto y River Plate. A cara de perro, con un desgaste en lo físico extremo, los dos mejores de la categoría se entregaron por completo para no ceder nada. River fue mejor, lució más aplomado en su tarea de buscar, en base al pressing sobre la fase defensiva cordobesa, y las sociedades del medio hacia arriba.
El partido se tornó desde su iniciación parejo. Recontra estudiados, la presión de River, más arriba de lo habitual, para exigir que la circulación que propone Instituto por el piso desde el fondo por lo menos sufra grietas y no entren en el circuito los verticales del equipo. Y la Gloria, con su dinámica funcional por las bandas, y la verticalidad dispuesta por esos 3 hombres netos en la ofensiva, daba muestras, síntomas de peligro cuando tanto López Macri como Lagos, lanzados en carrera, eran tomados por los defensores millonarios estaqueados.
Por esquema e ideología, ambos tienen la necesidad de darle buena utilidad a la posesión del balón. De los dos, River fue el que mayor control sostuvo, con mayor sencillez para ahogar con el pressing sostenido por grandes parcelas del campo, y desde sus recuperadores, tratar de filtrar para un Carlos Sánchez con preponderancia para liberarse de la banda derecha y terminar en muchas oportunidades a espaldas del doble pívot central del equipo cordobés por el centro.
Para que entrara en acción ese terceto picante cordobés, en el proceso de la elaboración hacían falta dos eslabones bien definidos, y por donde La Gloria hizo agua. El primera era el de lograr capturar el monopolio de la pelota que siempre le fue esquivo, y qué hacer luego de esa empresa. Porque desde el mediocampo, más rubricado para aguantar y equilibrar la balanza, no está preparado para hacerle llegar con pulcritud la pelota al andamiaje ofensivo.
Los laterales volantes en el ni, porque no pasaban y rompían en ataque, ni volvían con contrición en el mano a mano con los carrileros rivales. Con poca participación, López Macri y Lagos no entraban en la rotación del balón, y se desgastaban retrocediendo con la escalada de los laterales, y Dybala, demasiado atrasado para ser el último eslabón del equipo, se metía en el juego tratando de hacer siempre ancho el terreno.
La Banda tuvo ese resto que lo tuvo en toda la tarde como el protagonista. Decidido, basando su estrategia en la presión constante, herramienta de provecho para comenzar a neutralizar el juego dinámico de Instituto, y de a poco, comenzar a acorralarlo en su campo y alejarlo de Chichizola. Con Ocampos encarador, Ríos cooperando con intervenciones siempre con sentido vertical.
La balanza se inclinó aún más con la expulsión por doble amarilla de Facundo Erpen, puntapié para la entrada de hombres de corte ofensivo, y rápidos para desnivelar ante el cansancio de la última línea cordobesa. El problema estuvo en que, tantos que juegan de lo mismo y recorren las mismas zonas, se terminaron chocando entre Ríos, Villalva y Ocampos.   



IVÁN ISOLANI