22:27 CASA BLANCA, CASI PÁLIDA

Un estadio, al compás de la consumición de los minutos, iba volviéndose más blanco (por lo pálido) y el eco del silencio ostentaba con una precisión puntual. Y terminó por abusar del maquillaje de Chaplin, cuando la entrada de Benayoun, tras el centro de Fabio Aurelio, presagiaba un final ya patentado por el conjunto merengue en las últimas temporadas.
El Liverpool de Rafael Benítez, tan compacto como inteligente, supo como ganarle en este partido de vuelta de los Octavos de Final de la UEFA Champions League a un Madrid que todavía no aprende de sus propios y pasados errores. El visitante, con la ausencia de Gerard, sentado en el banco, se moldeaba con un 4-4-2, con el Niño Tórrez como referencia de área, y Kuyt colaborando en el armado y traslado del balón por todo el campo madrilista, en sociedad con Riera y Benayoun. El Madrid, clásico con un sistema rígido, de similares características al de los Reds, la novedad surgía por la posición del brasilero Marcelo, apostado como volante externo por la izquierda, y Robben por derecha, para abastecer a dos referencias fijas, como Higuaín y Raúl, de poquísimas intervenciones en los 90’.
El merengue era el que tomaba el timón de las acciones, pasando la pelota por los pies de Gago, que abría permanentemente para alguno de los extremos. El tope a los embates locales, lo ponía la última línea inglesa, bien parados sin dejar huecos y en bloque con la pareja de volantes centros. La ausencia del capitán Gerard le quitaba juego y tenencia de pelota, lo que obligaba a los delanteros a ser ambas puntas del ovillo: origen y finalización de las jugadas.
Lo que en un principio fue dominio, poco a poco se fue desluciendo, porque el Liverpool se cerraba bien en bloque con dos líneas de 4 bien pegaditas, sin darle espacios para los pases hacia las improductivas diagonales de Robben y Marcelo.
Un desvío infortunado de Riera para hacer lucir a Pepe Reina, y en contrapartida, dos soberbias tapadas de Casillas, que le ahogó en primera instancia el grito de gol a Tórrez con un manotazo, y también a su otro compatriota Xavi Alonso, sacándole un teledirigido desde casi la mitad de cancha.
En el complemento, Juande Ramos movió las piezas, colocó a Guti por Marcelo intentado obtener una cuota de distinsión y calidad en las habilitaciones a los puntas, y liberar por el sector izquierdo al holandés Robben. El Madrid se daba cuenta que sólo por las bandas no bastaba para percutir el intenso bloque rojo que se disponía a proteger a Reina, sino que había que transportar con mayor pulcritud por el sector medio y así filtrar alguna diagonal de los de adelante.
El partido de vuelta será dentro de dos semanas en Anfield, donde los Reds se hacen muy fuertes, y con su estirpe copera, intentarán, una vez más, bajar de un ondazo al gigante Real Madrid, que en Europa suele achicarse bastante.