
En el inicio, on fire el ala pivot cordobés, con 18 tantos en el primer cuarto, fue el que tomó las riendas de su equipo y el que cargó con casi toda la ofensiva. Igualmente, fue parejo ese cuarto, palo a palo con buenos encuentros en el pic and roll entre ambos bases y los internos, y errores en las rotaciones a la hora de marcar a quién no poseía el balón y buscaba el claro.
Peña, más integral y repartido el protagonismo, tomó nota de que el único argumento del Griego era buscar a Logrippo, y comenzó a rodearle la manzana, para que reciba de espaldas al aro y a que, se gane los puntos mediante tiros forzados.
Sin Cantero por lesión, Atenas perdió gran parte de su frescura en el traslado y en la repartija de la naranja, sorpresivamente movió poco a sus relevos, y sobrecargó de minutos a Figueroa y

Cuando intentó descontar en el marcador, la mano serena del Tato Rodríguez apareció para descansar la bocha y, mediante posesiones largas y efectivas, buscar las penetraciones eléctricas de Lamonte, o la supremacía de Leo Gutiérrez y Leiva en la llave.
En los últimos 10', Peñarol demostró las diferencias entre ambos. Salió a matar de arranque, con la solidez de su quinteto titular, todos por igual. Con recambio, emplazado en una muy buena estructura colectiva, y con trabajos silenciosos pero efectivos, como los de Mata y Leiva, le permitieron a los principales jugadores tomar las decisiones importantes y marcar distancia con el resto de los equipos.
Salud campeón. Año dulce. Por lo internacional y por esta nueva consagración.
IVÁN ISOLANI
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