Emplazado en una defensa cerrada, congestionada por el posicionamiento del quinteto replegado dentro del semicírculo, los L.A. Lakers abrieron con una contundente victoria ante los Celtics de Boston en las finales de temporada de la NBA. El resultado: 102 a 89, con el protagonismo en ambos costados de Kobe Bryant -28 puntos y 8 rebotes- y del Catalá Pau Gasol -24 puntos y 13 rebotes-.
Defensas hundidas fue el plan escogido por ambos conjuntos. Bryant sobre Rajon Rondo para controlar su dinámica y ponerle un cerco a esos túneles que bien sabe crean el gran base Celta. Los de verde, dirigidos por Doc Rivers, se plantaban apretaditos dentro del semicírculo, para no permitir penetraciones ni distracciones que los laguneros usufructuaran en el tablero.
En el primer cuarto, Rondo activo, movedizo y con las manos y la vista predispuestas a las ofertas de pase, lograba mover de su eje a Kobe y rápidamente lo mandó a la banca con 2 fouls en el lomo. Una clara muestra de lo férreas que fueron los anticuerpos defensivos, lo demuestran las 17 faltas personales con las que el primero cuarto llegó a su fin.
El segundo fundamento de la defensa de Boston, el “no permitir las penetraciones por el centro”, no estaba siendo predicado por el quinteto desde la duela. Porque, los arribos de Jordan Farmar y de Shanon Brown desde el banco, le aportaron a L.A. fuerza desde las piernas, con su pique inicial que alborotaba la zona pintada y victimizaba a la zona 2-3 de Boston.
La labor en ambos costados de Gasol fue importantísima. Por los rebotes -7 en la primera mitad-, las negativas al tiro cómodo para Garnett, y la superioridad del pivot español de 2,13 en la llave sobre KG, le ofrecían un plan B al de las penetraciones de los perimetrales.
En el tercer cuarto, Boston olvidó la filosofía Rivers: buenas defensas, herméticas y productivas en su objetivo de secar a la ofensiva rival, y las transiciones ordenadas del colectivo. Bueno, sin la brújula de Rondo en la distribución del balón, ni la experiencia de Garnett y Pierce, los bastiones de equipo Celta definitivamente no aportaron a la causa.
Aprovechando esos errores –y provocándolos en muchos casos- y con una actitud defensiva similar a la que Boston suele apelar para limitar el goleo en su tablero, Los Angeles Lakers logró imponerse en el primer juego de las finales. Logró romper con el paradigma defensivo de los de Doc Rivers, con paciencia y con las penetraciones de Kobe Bryant, y el mando que postuló Pau Gasol en ambas llaves. La próxima cita, el domingo a las 21:30 hs, otra vez en los Angeles.
Defensas hundidas fue el plan escogido por ambos conjuntos. Bryant sobre Rajon Rondo para controlar su dinámica y ponerle un cerco a esos túneles que bien sabe crean el gran base Celta. Los de verde, dirigidos por Doc Rivers, se plantaban apretaditos dentro del semicírculo, para no permitir penetraciones ni distracciones que los laguneros usufructuaran en el tablero.
En el primer cuarto, Rondo activo, movedizo y con las manos y la vista predispuestas a las ofertas de pase, lograba mover de su eje a Kobe y rápidamente lo mandó a la banca con 2 fouls en el lomo. Una clara muestra de lo férreas que fueron los anticuerpos defensivos, lo demuestran las 17 faltas personales con las que el primero cuarto llegó a su fin.
El segundo fundamento de la defensa de Boston, el “no permitir las penetraciones por el centro”, no estaba siendo predicado por el quinteto desde la duela. Porque, los arribos de Jordan Farmar y de Shanon Brown desde el banco, le aportaron a L.A. fuerza desde las piernas, con su pique inicial que alborotaba la zona pintada y victimizaba a la zona 2-3 de Boston.
La labor en ambos costados de Gasol fue importantísima. Por los rebotes -7 en la primera mitad-, las negativas al tiro cómodo para Garnett, y la superioridad del pivot español de 2,13 en la llave sobre KG, le ofrecían un plan B al de las penetraciones de los perimetrales.
En el tercer cuarto, Boston olvidó la filosofía Rivers: buenas defensas, herméticas y productivas en su objetivo de secar a la ofensiva rival, y las transiciones ordenadas del colectivo. Bueno, sin la brújula de Rondo en la distribución del balón, ni la experiencia de Garnett y Pierce, los bastiones de equipo Celta definitivamente no aportaron a la causa.
Aprovechando esos errores –y provocándolos en muchos casos- y con una actitud defensiva similar a la que Boston suele apelar para limitar el goleo en su tablero, Los Angeles Lakers logró imponerse en el primer juego de las finales. Logró romper con el paradigma defensivo de los de Doc Rivers, con paciencia y con las penetraciones de Kobe Bryant, y el mando que postuló Pau Gasol en ambas llaves. La próxima cita, el domingo a las 21:30 hs, otra vez en los Angeles.
IVÁN ISOLANI
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