
Nalbandian tuvo un año interrumpido, producto de las lesiones en el isquiotibial izquierdo que lo llevaron a jugar muy poco (apenas cuatro torneos y la Davis frente a Suecia). Pero Ballero es optimista de cara a lo que viene: “Era muy importante pasar la temporada de polvo de ladrillo, que requiere mucho para un físico como David. Después de tanto tiempo sin jugar, no eran aconsejables los puntos largos porque era un gasto para el físico. En el caso de lesiones como las de él necesitaba puntos cortos, en canchas rápidas. Estábamos ansiosos de que llegara la segunda parte del año”, completó.
David jugará una exhibición la semana previa a su participación en la Catedral y luego pensará en la rápida carpeta rusa para los cuartos de la Davis.
ADRIAN ORDOÑEZ
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