22:47 CON MÁS DUDAS QUE CERTEZAS

Con 2 hombres menos y con un nivel flojo en lo colectivo e individual, Racing cayó en su visita a Bahía Blanca por 1 a 0 ante Olimpo. El único gol del local, lo convirtió el paraguayo Néstor Bareiro en la primera etapa, y luego se dedicó a regularlo, contando con la complicidad del conjunto de Avellaneda, que poco hizo.
Un comienzo de aprendizaje, de adaptación de los anticuerpos teóricos de los sistemas defensivos a la práctica, con los cuerpos en movimiento y con opciones varias. También, configurando el andar a las dimensiones del Carminati. Una yunta de pero para describir lo chato y oscuro que mostraba el partido en los primeros compases tocados.
Pese a tener a Gio Moreno y a Toranzo en cancha -2 creadores de juego- las condiciones de producción de Racing pasaba por la movilidad del Payaso Lugüercio, de preferencia recostado por la diestra, o por la salida de Litch por la vereda antagónica. Así, la circulación del discurso de fútbol de la Academia se mostraba poco denotativo, y el que más lo sufría era Bieler, que poco identificado se veía con esos modos.
Cuando el choque ya tenía tintes de ordinario, con pocas cosas destacables por bando, Olimpo usufructuó su mayor mandamiento: aprovechar en base a envíos por la zona aérea a Del Orte. Dicho y hecho, porque a los 38’, lo ñuscaron al Flaco, éste la aguantó y descargó para el paraguayo Bareiro, que de frente al arco, sentenció a su compatriota Fernández a través de un remate bajo pero esquinado. Arriba el Aurinegro, en el momento en donde a Racing no obtenía resultados a favor luego de ciertas maneras de buscarlo.
En el momento en que Racing abarcaba gran parte del terreno, alcanzando necesaria para ganarle las espaldas al carrilero por ese sector, y tener que jugarse el mano a mano con Jérez. Matías Cahais, primero atendió al chicho Sbrum y recibió la amarilla, y un puñado de minutos después, caliente y cargado por la consecución de oportunidades despilfarradas, lo atendió duro a Castrillón, y Abal le mostró la segunda amarilla y la roja.
Con uno menos, De Felipe apostó por Role para darle templanza y organización a la marcha del balón, y obligar a Racing a gastar cartuchos corriendo detrás de la redonda. Y en base a esa movilidad que le dio el enganche a los de Bahía, y con el peso de los minutos a cuesta, Toranzo, desde atrás, lo sacudió lindo y también se fue expulsado por Abal. Así, con más interrogantes que certezas, y borrando con el codo lo que había escrito con la mano en los dos primeros encuentros, se vuelve del sur de Buenos Aires con menos de lo pensado.
IVÁN ISOLANI