11:39 PRONÓSTICO RESERVADO

Pese a ser el único de los dos que agarró la manija en los 90’, Newell’s buscó como pudo –y por donde Liga lo dejó también-, pero se topó con un equipo que sabe lo que quiere, y tiene claro que sin la pelota también se puede jugar bien. Así, con una serie de 180 minutos, y con la tranquilidad de sentirse mandamás en la altura, el conjunto ecuatoriano se dedicó a cerrar los caminos, y no permitió a la Lepra componer su circuito de juego y armar sus sociedades.
Newell’s con la posesión, Liga con la disposición de sus hombres y de su campo. Hasta el círculo central, todas las camisetas eran rojinegras, pero al pasar la línea divisoria, cada uno de los jugadores sabía su rol, primario en la cobertura de su sector y de su hombre, y en el secundario, en la cooperación con el compañero y la reducción de espacios. El rojinegro no pudo resolver el inconveniente de qué hacer con el balón, cómo usarlo, y principalmente, cómo lograr abrirse camino a espaldas de los volantes y tener el panorama de frente.
A falta de espacios, el tiempo también era un problema. Porque el pressing en bloque, nunca de a uno sino con un patrullaje en parejas, se sumaba a la sistemática entrada y salida de los componentes de la última línea, que dejaban sin efectos las participaciones del Gato Formica o de Sperdutti, que no encontraban lugar sin ser presionados o encimados por camisetas blancas.
Ya desesperado, y probado que con sus armas y esfuerzos no podía vulnerar el cerrojo en el medio, Sensini mandó todo lo que tenía a mano en el banco a mano, buscando por arriba y mediante pelotazos, encontrar lo que naturalmente no salía. La noche en Rosario ya es historia, y precisamente, eso buscará la Lepra en tierras ecuatorianas. Hacerse patón y lograr destronar al rey.


IVÁN ISOLANI
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