21:15 SE GANARON EL CERO
No se puede decir que haya habido uno mejor que otro, que haya hecho méritos desde la acumulación de argumentos en el juego, para merecer algo más. Pero, a la hora de tomar decisiones y ejecutar con las pulsiones con los pies, siempre se equivocaron. Por eso, y porque se acordaron sobre el final de verle las caras a los arcos, igualaron en el Viaducto en 0.
Arsenal, plagado de volantes replegados y de poco criterio para unirse a la causa de un solitario Leguizamón, que naufragó de izquierda a derecha buscando un alma gemela pero, inútil fue su esfuerzo hasta que Alfaro pateó su tablero, y metió a Choy González.
All Boys, sin un conductor, que porte la bandera de la concepción del circuito en el medio. Con Perea y el uruguayo Rodríguez voluntariosos, pero poco efectivos para ampliar el terreno y buscar el fondo, todo recaía en la movilidad de Ereros, de una tarde un tanto egoísta.
De los arcos, ni noticias. La premisa era plantar su insignia en el círculo central, lograr someter al contrario con el mano a mano por los carriles, y que las sociedades que alguna diagonal arrojada desde el costado hacia las espaldas de los marcadores, fuera todo lo productiva para el portador del balón.
Ambos se jactaron de hábiles destructores, confeccionados para hacer restar al otro, para tapar sus puntos fuertes. Pero, a la hora de construir, de generar acciones desde movimientos coordinados y no aislados e individuales como lo fueron, todo intento se perdía en un excesivo nivel de prolijidad y hasta ya pecaba de monótono y de previsible para las defensas.
Con Choy en cancha, Franzoia se corría a la derecha, y el Arse ganaba un carril -el izquierdo-, y pases criteriosos por detrás de los dos contenciones. Con Óbolo saliendo del área para que los centrales no tuvieran una referencia, y que alguno de los costados o Leguizamón rompieran con el achique del albinegro. Esa mejoría basada en la junta de hombres con talento, lo hundía al Albo en su terreno, con sus dos líneas demasiado apretadas, pero con buracos provocados en el retroceso de los volantes externos.
Sobre el final, alguna que otra situación podría haber dictaminado un resultado incorrecto, inmerecido, para cualquiera de los dos. Esa mezquindad con la que disputaron gran parte del encuentro, se reflejó objetivamente en el resultado, con un merecido y nulo empate en cero. Empate en nada.
IVÁN ISOLANI
abetsen@gmail.com
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