14:55 SORPRESAS TE DA LA VIDA

Quien llegaba como el imponente campeón de América, fuerte, sólido y con raíces brasileras pero el tronco bien rioplatense, no mostró absolutamente ninguna de las credenciales que desde hace un buen tiempo viene acumulando en el continente, y perdió 2 a 0 en la primera Semifinal del Mundial de Clubes ante el sorprendente pero contundente Mazembe de la República Democrática del Congo.
En el Mohammad Bin Zayed Stadium de Abu-Dhabi, el conjunto de Porto Alegre inauguraba su participación en esta instancia del certamen aglutinador de instituciones que supieron adjudicarse las copas continentales de todo el planeta. Mientras que los Tout Puissant -los Todopoderosos, como le dicen en su tierra-, ya había despachado al Pachuca mexicano.
El encuentro se planteaba duro, ríspido y bastante trabajoso para los gaúchos, porque las subidas de Nei y Kleber por los laterales no eran acompañadas por Tinga o D'Alessandro, que se ubicaban más por la zona céntrica, y no se movían de ese sector para tomar contacto con el balón por los costados y descongestionar el tabique de piernas que proponía el Mazembe por el medio. Alecsandro más para la pelea con los centrales africanos, Sobis parado y sin ofrecerse como variante, al Internacional no le alcanzaba con la volatilidad de Tinga, sin una posición fija y con la concesión táctica para buscar siempre el espacio vacío.
En el inicio del complemento, el Mazembe rompía con los pronósticos y sacaba pecho. Kaluyituka, único hombre de punta, salió de su zona de recepción para tomar contacto con el balón, asistió al platinado Kabangu que, ante una oposición al espacio pero sin presión, tuvo el tiempo de amortiguarla y sacar un tremendo remate con el empeine diestro, y ubicarla en el palo opuesto. Gran faena del conjunto congoleño, ante la pasividad y la sorpresa de toda la última línea del Inter.
Perdido en la cancha, sin recuperación y resistencia ante la marcación férrea y apilada de los hombres africanos, D’Alessandro no lograba tomar él el control del balón sin tener a uno y hasta dos jugadores rodeándolo, ni tampoco se le ofrecían alternativas de descarga. Por abajo no alcanzaban a filtrar ningún balón a espaldas de los 5 volantes, y por arriba, sólo con Alecsandro o bastaba para quebrantar la sólida postura de la zaga central.
Con todas las armas netamente volcadas en pos de la igualdad, y con todos los hombres del Mazembe defendiendo replegados en la puerta de su área. A los 40’, con los laterales ya instalados en la faz ofensiva, Kaluyituka desbordó por la derecha y, con una doble bicicleta, desestabilizó la marca de Guiñazu, y antes de meterse en el área, desenfundó un remate que entró pegado al poste derecho de un Renan que mostró poca ductilidad para tirarse.

IVÁN ISOLANI