18:45 EL MAESTRO DIO CÁTEDRA AL ALUMNO

El original, con su aura y su sello de autenticidad, dio cátedra. Y se la dio a su alumno más obediente, aquel que intenta imitarlo –y seguirá intentándolo-. Alumno no superó al maestro, porque equipo hubo tan sólo uno. Con sus reconocidas armas, tan sublimes y llenas de convicción, Barcelona continúa dando muestras de alto, altísimo vuelo futbolístico. Con un Messi de apariciones fulgurantes, decisivo para marcar un doblete, el conjunto español vuelve a eliminar a un Arsenal que sigue sin aprender de sus errores, y que vino a quemar sus libros, jugando a la defensiva.
Arsenal esperaba. No salía de su molde defensivo si no se aseguraba un corte definitivo al dominio del balón que naturalmente tiene como una marca registrada el Barcelona. A medida que esa red de toqueteos a priori sin amenaza iban avanzando en el terreno, y sumando hombres al circuito, esa estructura de volantes londinenses iba retrocediendo y cubriendo espacios dinámicamente, para no desproteger a los del fondo, que jugaban adelantados entrando y saliendo constantemente para no permitir algún desmarque que deje en posición de descarga cerca del área grande. También jugaban en línea, lo que suponía un riesgo para el sistemático juego de rompimiento que ofrece el repertorio Culé.
Conforme los minutos, la sorpresa de las subidas de Dani Alves, escalando por sorpresa ante un Nasri que no lo tomaba en su retroceso, sino que se cerraba y lo tomaba recién Clichy, fue perdiendo consistencia y validez. Pedro se unía a esas proyecciones para ofrecerse como descarga, Xavi se arrimaba para cortar con el flujo de pases cortos, y descongestionar la zona con un cambio de frente. Pero, será por el tipo de oposición que le ofrecía el conjunto inglés, o la necesidad de marcar para después manejar los momentos, que la circulación habitual sin tiempo y despojada de todo apego al murmullo del Camp Nou, no era suficiente para completar el formulario. La rotación sin uno fijo que pivoteara entre los centrales, no le ofrecía soluciones.
Hasta que, a los 48', y tras intentar Van Persie hacerse el compadrito, la magia, el estupor aquietó a las casi cien mil almas que inundaron el estadio. Como un parado eficiente, con zonas oscuras pero logrando al fin y al cabo neutralizar la profundidad lograda por el rival cuando se lo propone, la sincronización para no perder de vista los movimientos ajenos, se rompe como un espejo contra el suelo con una sola acción. No fue un error, sino la concepción más preciosa de lo que es el fútbol, reinventado en cada pisotón que este chico da en un verde césped. Messi, que había intentado pero entre varios lo tapaban, con un toque es capaz de pintar un horizonte complemente diferente, cambiar realidades. Con un delicioso pase de Iniesta entre líneas, Lio, al enfrentar a Almunia, lo dejó completamente revolcado con un toquecito por encima de su posición, y con el arco a su disposición, la empujó con tanta furia, que su grito de gol sirvió de descompresor.
Tempranito en el complemento, el Arsenal, que había perfilado un partido tan alejado de su lírica, de su impronta, pisaba tierras lejanas, en un hecho inédito tomando en cuenta el trajinar de las acciones. Pero las urgencias de una nueva decepción se apiñaban en la mente de los dirigidos por Arsene Wenger. De una corajeada de Nasri, que le robó un tiro de esquina a Alves, otro hecho impensado que sacudía el Camp Nou. El propio francesito ejecutó el córner, y entre el racimo de cuerpos que se abalanzó a la zona donde el teledirigido iba a descender, el bueno de Busquets involuntariamente la cabeceó para su propio arco, y descolocó a un Víctor Valdés estaqueado en la línea de gol. Insospechado, porque el guión del encuentro no tenía en su ADN éste episodio, no estaba en el libreto blaugrana el tener que volver a levantarse, esta vez con menos tiempo a su favor.
Sí contribuía el rival, cuando el holandés Robin Van Persie, que no la tocó y pasó desapercibido en un invisible ataque Gunner, ya había sido amonestado por golpear a Dani Alves en la etapa inicial, y ahora se iba expulsado por no saber marcar sin usar la fuerza bruta. Obligaba a los diez restantes a refugiarse más, a meterse cada vez más en la covacha de Almunia y tratar de resistir. El Barça igual, paciente inglés. Tocando y siendo ambicioso en cada estocada. Dani Alves, fetiche e indicado para ser el tapado en cada avance, y buscar revertir el score.
La igualdad la puso Xavi, con una triangulación que lo tuvo a Villa como el asistidor, aunque la conexión la había iniciado el Cerebro Iniesta, y su socio fue el que se vio frente a su compatriota Almunia en el área chica, y lo sentenció cruzado. Barcelona se floreaba y le mostraba a su clon inmaduro, los caminos para entrar en sintonía. Adriano validaba el costado izquierdo y se ofrecía como otra variable más. Por el lado de Alves, Pedro se encontró dentro del área, y probó su velocidad ante Koscielny, y como se le iba, el francés lo bajó y Bussaca pitó penal. Messi, calmo, un bálsamo entre tanta tensión, lo cambió por gol. Ya no habría alargue, y un descuento del Arsenal parecía tan utópico.



IVÁN ISOLANI
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