18:16 HAY CAFÉ CAFÉ


Hasta que Falcao emprendió su diagonal del centro hacia la izquierda, a espaldas de la posición quieta de los centrales, había sido parejo. Pero, luego de ponerse en ventaja y jugar el tipo de partido en el que mayor comodidad siente, Colombia fue sumando minutos de madurez y encontrando en la cesión del balón del contrario y las tempestades que crea la potencia física del medio hacia arriba, su forma de subsistir en esta Copa América. Sabiendo a lo que juega, madurando conceptos y argumentos, lleva a cabo un paradigma y lo va perpetrando en el verde césped. Con un doblete del Tigre de Santa Marta, los dirigidos por el Bolillo Gómez aseguraron el primer puesto del grupo A y también su boleto a la próxima fase. Bolivia cierra su participación, con dos derrotas y un empate, sí, contra Argentina.
Gustavo Quinteros, DT argentino del seleccionado boliviano, entendía que este equipo colombiano se despliega mejor en el terreno sin el balón, cediéndolo al contrario para poder estructurarse y salir de contra, y decidió plantear un partido ofensivo. Con un póker de hombres de corte vertical de tres cuartos hacia arriba, siempre respetando la uniformidad en los movimientos de Martins, decidido a no dar referencias centralizadas a la dupla de centrales con permanentes diagonales. Y otros 3 flotando entre el entrar y salir de la zona de gestación y aceleración del circuito de juego.
Hasta que se sostuvo la igualdad, el trámite no tenía un dueño establecido. Colombia intentaba ser prolija en el traslado, sin vicios ni histerias. Su ritmo no era corrompido por ráfagas eléctricas ni corridas aisladas al vacío. Todo era en corto y movilizados en bloque. Sánchez barrenando a espaldas de ese panal de 4 hombres, completando el equilibrio y la transición con la colaboración de los mixtos Aguilar y Guarín. Mixtos porque, así como hacían muy bien el laburo de bancar y sostener la mitad de cancha, obedecen también al gen cafetero de tener idea a la hora de la distribución. En la primera jugada que Moreno tomó contacto con la pelota por la izquierda, descubrió un excelente movimiento del Tigre Falcao a espaldas de Raldes, que lo encaró al arquero Arias y, sin ponerse nervioso, lo esperó y definió cruzado de zurda.
La apertura del marcador, potenció el idealismo de los de amarillo, en detrimento del boliviano. Bolivia era un equipo paciente, que no dudaba en toquetear para poder ir encontrando el claro por donde hacerse fuerte, pero enfrente había argumentos, constantes movimientos sin el balón para achicar el margen y tratar de quitarle receptor al interpretante y claridad al portador. El segundo mazazo cafetero fue un haz de luz. Una estocada a una línea defensiva desacomodad, y sin gente por el lado ciego. Armero robó y se mandó con un tranco típico de los morenos, se le iban terminando los argumentos cuando la tiró larga dentro del área y Vargas le sacó lustre al pasto y también a la rodilla del lateral. El goleador Radamel, desde que agarro la pelota ni bien el juez pitó el penal, tenía la resolución en su mente. Amagó, se frenó y tocó despacito al poste opuesto al elegido por Arias. El complemento fue una mezcla de un equipo que no podía, el boliviano, y otro que se conformaba largamente con la diferencia, el colombiano.

 

 
IVÁN ISOLANI