21:33 CHOLO FALTÓ EL GOL

El clima se lo devoró. El exterior se fundió al inexpresivo modelo San Lorenzo Fecha 12, y el resultado –lo que manda se ve en este fútbol moderno- se decantó por el estilo de juego de uno y otro. El Cuervo, sin argumentos para una apelación, y el Lobo, dentro de su patrimonio, jugó y juega a sacar puntos.
Temprano, una jugada que inició Encina encarando desde su posición hacia el medio, cedió para Chirola Romero que rompió en diagonal, dribleó entre dos marcas y definió de zurda a un poste. Gol de una estética excelente, con toques en velocidad y el desparpajo del volante para llevar a la práctica el gusto futbolístico del DT Diego Cocca.
Gimnasia comenzó presionando en campo santo, con sus mediocampistas bien encima del Chaco Torrez y Rivero, para que la salida y el inicio del juego no fuera claro. Cuando se hacía de la herramienta de trabajo, buscaba por las vías laterales, con la subida de Iriarte de espaldas de Menseguez y Pintos, para darle libertad a Romero como enlace.
San Lorenzo fue un desconcierto, una dispersión de jugadores sin rebeldía al microclima que merodeaba el Gasómetro. Nunca contrapropuso a la oferta táctica que la línea de medos triperos ofreció. No supo cómo crear una forma de progresar en el campo ni cómo darle importancia al traslado del balón.
Menseguez nunca se calzó la pilcha de conductor, porque su punto de partida era lo ubicaba como un falso 8, y perdía injerencia y nafta para habilitar a Romeo y Alfaro, demasiado recostados contra los centrales platenses.
El Cholo movió piezas en el entretiempo. Les quitó al Papu Gómez y al ingresado Pulpito González la raya para darles la amplitud de todo el frente de batalla, y con el Kily como ladero de Reynoso en la trinchera, se la jugó por el desequilibrio de los chiquititos en el pie a pie.
Y la cosa mejoró –parcialmente- y los caminos a la igualdad no parecían tan utópicos como en la primera etapa. Porque Aued ya no manejaba la pelota como en el living de su casa y los volantes por las bandas eran más bloqueadores por su sector que intérpretes de alguna contra. Así, con Encima y Romero más en campo propio y persiguiendo rivales, el Ciclón disponía del campo y de la posesión para armar la redención.
Pero el afuera y su nerviosismo, los goles que pudieron ser y no fueron, el correr vertiginoso de los minutos lo fueron nublando al Santo. Al ritmo de la impaciencia de los hinchas, a las gambetas del Papu le seguía un despilfarro o un desacierto. Es que San Lorenzo fue y es esto, una manada de hombres corriendo hacia delante, usando sus piernas como el medio de locomoción, pero desistiendo del pensamiento criterioso, del raciocinio para ver objetivamente la realidad.Los silbidos coparon el Gasómetro. Fueron voz y voto, a veces un falso termómetro o algo poco racional. Pero son evidencia y una consecuencia directa de lo que desde el interior de la grama se muestra. El Lobo, que necesita los puntos para continuar con vida y seguir respirando el aire de Primera, estos tres puntos son tres dosis de vida vitales para su causa. Justamente, si de causas hablamos, hoy uno no resistió más la suya. Lo más fácil fue que Simeone diera un portazo y así todos los males de San Lorenzo van a desaparecer. Pobre fútbol argentino.


IVÁN ISOLANI