Lo ganó de manera contundente. Firme en su condición de conjunto, y con una superioridad que comenzó en la medianera del Segundo Cuarto, y que no se detuvo hasta que la chicharra marcó el final. Atenas, con Logrippo y la Panterita Ferrini en estado de ebullición – 17 para el ala pivot y 15 para el escolta que arrancó desde el banco- se impuso con claridad ante Peñarol en el Orfeo cordobés, y no sólo descontó en la Final de la Liga Nacional de Basket, y se puso 1-2, sino que le propinó la primer derrota al Mil Rayitas en lo que va de la temporada.Al comienzo, Peñarol veía un claro de luz en la zona pintada, sobretodo con la superioridad que mostraba Leiva (goleador de la noche con 17) sobre el moreno Kante, y la rápida visita al banco por acumulación de faltas del pivot estadounidense y de Logrippo.
Apagado el ayuda base Lamonte, rápidamente Hernández comenzó a ubicar al juvenil Campazzo como organizador o como escolta para crearle una opción a la conducción del Tato Rodríguez. El conjunto marplatense, anémico sin la dinámica de su mejor anotador, tampoco contó con el aporte de su banca en toda la noche, que apenas sumó 12 puntos. Cosa que si le surtió efecto al Huevo Sánchez, primero cuando envió a Juampi Figueroa para que aportara en la movilidad del balón junto a Cantero, y con la entrada de Ferrini, un titán que aportó no sólo 15 tantos, sino que ayudó a doblar en el marcaje de Kante sobre Leiva que, como el resto de los suyos, se volvió apático y con pocos argumentos para levantar la historia.
En la segunda mitad, Peñarol definitivamente se estancó en la ofensiva. Perdido, maniatado como en toda la noche, abusó del tiro de triples y no rotó para buscar los espacios en defensa. Y mientras tanto, Kante sumaba rebotes en defensa, y Ferrini continuaba aportando en ambos extremos de la duela y confirmando que los suplentes del Griego fueron fundamentales para lograr el 75-63 final con el que Atenas se llevó el tercer encuentro de la serie. Serie que continuará el jueves venidero a las 21, también en el Orfeo de Córdoba.
IVÁN ISOLANI
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