16:56 EN EL ÚLTIMO INSTANTE

Todas Las esperanzas se estaban empezando a guardar en los micros, junto a los bombos y a los trapos azul y amarillos. Total, las ilusiones son renovables y volverían a surgir el domingo, día en el que el Gigante de Arroyito desbordaría de canayas clamando venganza y eso, pondría nervioso a más de un albo.
Pero apareció uno de sus salvadores. Uno de los que mamó la cultura canaya desde tempranas edades, y que no iba a permitir que un guapo de otra latitudes le mojara la oreja a su Central. Ese cabezazo de Burdisso en la agonía del encuentro, no sólo estampó la igualdad, sino que le devolvió el alma al cuerpo al de Primera, que por momentos sucumbió ante la buena estética futbolera de All Boys.
Pero no la tuvo y no la tiene sencilla. En una cancha chica, la presión del local desde el inicio y aprovechando el repliegue como fórmula inicial de los rosarinos, le daba la chance de plantar sus líneas de volantes casi en tres cuartos de la cancha y disponer a gusto y conveniencia del balón, sobretodo con la gambeta y la buena tarde del chiquitito Matías Pérez García.
El planteo de Central -con dos laterales reconvertidos en volantes por los costados- era el de esperar al rival bien parado por los costados, e intentar salir del asedio eludiendo la mitad del campo, con pelotazos para que Figueroa y Caraglio se las arreglaran en absoluta soledad en la ofensiva.
A los 14’, un centro bombeado de Pérez García al segundo palo, para que el punta Mauro Matos aprovechara la pésima salida del arquero Galindez, para abrir el marcador y corresponder en el resultado la búsqueda de los de Floresta en el trámite en el primer cuarto de hora.
El doble cinco más abocado a la edificación del muro de contención, ambos laterales más preocupados en cubrir su sector y pegarse a los centrales para que los volantes por los extremos retrocedieran y se convirtieran en guardaespaldas para defender a Galindez y a su trinchera. Así, imposible construir cuando sólo se busca el destruir.
El Central de la segunda etapa, fue la otra cara de la moneda. Activo, adelantado en el terreno y herido en su orgullo por la guapeada del albo, salió a tomar el toro por las astas. Con Jonathan Gómez en cancha, ya no movía híbridamente la bocha hacia los costados, sino que enfocaba todos sus cañones para tratar de abastecer a los tanques dentro del área.
Por el desgaste producido en la primera etapa, el local comenzó a hacerse pequeñito en su mitad, uniendo sus líneas para abortar toda mínima rendija de lugar en la zona de las decisiones importantes. Con el trabajo de Fernando Sánchez y el Chino Coudanes a la hora de la recuperación, y arriba buscar a Campodónico para que se guarde unos tiempos la pelota y alejar al canalla del arco de Nico Cambiasso.
Al final fue un empate que supo a derrota para uno –All Boys, el que hizo el gasto y mostró cualidades para merecer la victoria- y una victoria para otro –claramente Central se acordó en la desventaja resultadista de irlo a buscar- de ofrecer argumentos para demostrar la diferencia entre la máxima categoría y el Nacional B.
IVÁN ISOLANI