Es audaz e importante la propuesta del Chile de Marcelo Bielsa. Tacticismo en estado puro, rotación permanente de hombres y mucha verticalidad en su esquema. Y está bien que pretenda salir a torcer el destino de los encuentros, arrimarlo para su gusto y moldear las victorias siendo protagonista. Pero esta noche, en Johannesburgo, se dio cuenta que su proceso de maduración aún está bastante lejos del de las potencias mundiales, y que con correr y agachar el lomo, contra alguien superior no alcanza. Perdió 3-0 ante este Brasil europeizado y que pocos aspectos logra enlazar con su identidad futbolística, pero es eficaz y ya se encuentra en Cuartos.
Brasil expectante en su porción del campo, se veía sorprendido y hasta maniatado en los primeros momentos por las ganas de Chile, por la cantidad de jugadores que disponía para controlar la pelota con su típica velocidad bielsística. Con las sociedades de los volantes por las bandas con los extremos, la Rojita –hoy de blanco- buscaba apaciguar la habitual salida de los laterales verde amarelos y tratar de abrir espacios con la movilidad en los metros decisivos.
Pero ese reagrupamiento rápidamente era capaz de desplegarse y salir eyectados. Con esos mismos que cuando no poseían la herramienta, se oponían en zona y pasando la línea de la pelota. Y cuando se hacían de ella, Robinho se movía y no daba referencias a la marca, Dani Alves se desdoblaba entre la cooperación en la contención con Gilberto Silva y además, era objeto de salida permanente en el tándem con Maicon por el sector derecho.
A los 34’, Brasil capitalizó por la vía aérea, la única chance neta que había tenido. De un corner desde la derecha, apareció libre por el poste más lejano el central Juan, y marcó el primer tanto. Tres minutos después, con ese desprendimiento de los que se acurrucaban para taparle huecos al rival, y sacándole máxima rentabilidad a las ocasiones de gol, Kaká encontró en la diagonal a Luis Fabiano, que encaró y eludió sin problemas al arquero Bravo, y definió sin oposición al arco vacío. Con un 1 2 característico del boxeador pentacampeón, Chile pecaba de codicioso y pagaba caro el querer cambiar golpe por golpe en todo momento.
A Chile lo atrae la miel, el dulce de querer imponer sus modos y condiciones de juego. Y a este Brasil eso le cae como anillo al dedo. Porque le fue cediendo la pelota, para que los trasandinos le imprimieran toda la dinámica o la velocidad que quisieran, y que dispusieran de tres cuartos del terreno a su antojo para buscar el cómo a su búsqueda en la ofensiva. Y en esa tentación, el Scratch sacaba oro de las piedras. Con Robinho, Alves y Ramírez arracimados detrás de la línea del balón, esperando el error del rival para desplegarse y usufructuar la gran cantidad de claros que quedaban en la parte trasera de la finca chilena.
Con Bielsa desencajado por los desajustes posicionales de sus jugadores, la tónica del primer tiempo continuó en el complemento. Chile, en su búsqueda desesperada y atolondrada de algún gol que lo devuelva al encuentro, y la Verde Amarela tranquila por el colchón goleador establecido, era consciente de que la desesperación del rival era, sin dudas, el mejor escenario posible.
A los 13’, Ramírez rompió a pura gambeta con la marca de Carmona, y entre línea y línea, tuvo 30 metros para conducir el ataque y ver a Robinho en soledad por el centro del área. El final, idéntico al de los anteriores goles: un error chileno y la pelota había que ir a buscarla adentro del arco.
Brasil, en Cuartos de Final enfrentará el viernes a las 11 hs (argentina) a Holanda, un duro rival que viene afilado cosechando triunfo tras triunfo en la copa mundial. Para Chile, en tanto, será el momento para dejar de correr, de ser tan vertical y para la pelota para analizar si conviene seguir sacando pechos ante las grandes selecciones, o si conviene replantearse el cómo se juegan este tipo de encuentros.
Brasil expectante en su porción del campo, se veía sorprendido y hasta maniatado en los primeros momentos por las ganas de Chile, por la cantidad de jugadores que disponía para controlar la pelota con su típica velocidad bielsística. Con las sociedades de los volantes por las bandas con los extremos, la Rojita –hoy de blanco- buscaba apaciguar la habitual salida de los laterales verde amarelos y tratar de abrir espacios con la movilidad en los metros decisivos.
Pero ese reagrupamiento rápidamente era capaz de desplegarse y salir eyectados. Con esos mismos que cuando no poseían la herramienta, se oponían en zona y pasando la línea de la pelota. Y cuando se hacían de ella, Robinho se movía y no daba referencias a la marca, Dani Alves se desdoblaba entre la cooperación en la contención con Gilberto Silva y además, era objeto de salida permanente en el tándem con Maicon por el sector derecho.
A los 34’, Brasil capitalizó por la vía aérea, la única chance neta que había tenido. De un corner desde la derecha, apareció libre por el poste más lejano el central Juan, y marcó el primer tanto. Tres minutos después, con ese desprendimiento de los que se acurrucaban para taparle huecos al rival, y sacándole máxima rentabilidad a las ocasiones de gol, Kaká encontró en la diagonal a Luis Fabiano, que encaró y eludió sin problemas al arquero Bravo, y definió sin oposición al arco vacío. Con un 1 2 característico del boxeador pentacampeón, Chile pecaba de codicioso y pagaba caro el querer cambiar golpe por golpe en todo momento.
A Chile lo atrae la miel, el dulce de querer imponer sus modos y condiciones de juego. Y a este Brasil eso le cae como anillo al dedo. Porque le fue cediendo la pelota, para que los trasandinos le imprimieran toda la dinámica o la velocidad que quisieran, y que dispusieran de tres cuartos del terreno a su antojo para buscar el cómo a su búsqueda en la ofensiva. Y en esa tentación, el Scratch sacaba oro de las piedras. Con Robinho, Alves y Ramírez arracimados detrás de la línea del balón, esperando el error del rival para desplegarse y usufructuar la gran cantidad de claros que quedaban en la parte trasera de la finca chilena.
Con Bielsa desencajado por los desajustes posicionales de sus jugadores, la tónica del primer tiempo continuó en el complemento. Chile, en su búsqueda desesperada y atolondrada de algún gol que lo devuelva al encuentro, y la Verde Amarela tranquila por el colchón goleador establecido, era consciente de que la desesperación del rival era, sin dudas, el mejor escenario posible.
A los 13’, Ramírez rompió a pura gambeta con la marca de Carmona, y entre línea y línea, tuvo 30 metros para conducir el ataque y ver a Robinho en soledad por el centro del área. El final, idéntico al de los anteriores goles: un error chileno y la pelota había que ir a buscarla adentro del arco.
Brasil, en Cuartos de Final enfrentará el viernes a las 11 hs (argentina) a Holanda, un duro rival que viene afilado cosechando triunfo tras triunfo en la copa mundial. Para Chile, en tanto, será el momento para dejar de correr, de ser tan vertical y para la pelota para analizar si conviene seguir sacando pechos ante las grandes selecciones, o si conviene replantearse el cómo se juegan este tipo de encuentros.
IVÁN ISOLANI
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