23:16 PERDIÓ POR MEZQUINO

Justa victoria del violeta uruguayo ante un pálido y muy refugiado Independiente. Con un gol en contra del Tano Gracián, Defensor Sporting demostró –sobre todo en la segunda etapa- que es más equipo y que contó con mayor cantidad de argumentos para lograr esta victoria en el mítico Centenario.
De movida, la postura del Rojo era de esperar, con la dupla de contenciones plantada en el círculo central o en las inmediaciones, y nada de adelantarse. Eso era tarea de los carrileros, pero, aún así, entre los del medio y los delanteros había 30 metros de distancia. De esos 2, Parra era el que más bajaba para, por lo menos, tomar contacto con el balón.
Por el medio pasaba el meollo de todo, por ahí se pergeñaba, o mejor dicho, no se pergeñaba el circuito de juego de ambos. Porque si los destinos de la pelota no pasaban por los championes del zurdo De Souza, Defensor no era más que un toquecito intrascendente, lejos de intranquilizar a Hilario Navarro. Sus delanteros le quedaban a kilómetros de donde se moviera el juego. Idéntica situación para con los tanques del de Avellaneda, que a la adversidad de tener que ser juez y parte de sus situaciones, sufrían la pesadez del terreno.
En el complemento, Independiente ya no lograba mantener esos anticuerpos en su campo, producto del trajinar, del estado del terreno o por virtud del violeta. Pero sólo se jugaba en su mitad. Y ya los volantes uruguayos trascendían los peajes planeados por la dupla, y sólo por las manos de Hilario el empate se sostenía. Ya la pelota y los compañeros de frente le quedaban demasiado lejos a Parra y Silvera, y Defensor Sporting, con la impronta de saberse con autoridad y argumentos para ganarlo, adelantó líneas e impuso sus condiciones de juego.
Ni bien la variante de Gracián por Cabrera, para buscar un interlocutor que conecte y una lazos, un centro cerrado de De Souza que, primero rebotó en Silvera, y luego en el propio Tano, y terminó descolocando a Navarro. Merecido por la virtud de irlo a buscar, y aprovecharse de la mezquindad y el destrato con el que el Rojo encaró este partido.
IVÁN ISOLANI