15:04 ACADÉMICO TRIUNFO

Con goles de muy refinada factura, un circuito de juego entonado, y con actuaciones individuales muy buenas, Racing dictó cátedra ante un tibio Huracán, que se vuelve a Parque Patricios con una goleada en contra, y un preocupante déficit en lo colectivo. Para los de Avellaneda, grandes producciones de Gio Moreno y del Demonio Hauche.
Un esquema conservador presentó Huracán, con Matute Moralez parado más cerca del volante central, como una especie de lanzador en conexión corta con los aleros por las bandas. Pese a tener al Roly Zárate como una referencia ofensiva, la movilidad al espacio vacío de Nieto, más la escalada del uruguayo Rodríguez y de Montiglio por los costados, complicaba los anticuerpos que Racing disponía en su territorio.
Con Giovanni Moreno muy metido, en los primeros momentos, muy metido entre los defensores, y muy lejos de la línea del balón o alguna sociedad con los carrileros, la Academia no tenía el balón y no imponía su circuito en el medio. Yacob más ocupado en secundar a los centrales en el patrullaje, tampoco conseguía hacerse ancho por los costados, con Toranzo y Fernández un tanto replegados y sometidos.
A los 14’, una jugada rápida, con sorpresa para el rival. Hauche picó al vacío y Monzón tuvo que cortar con la cabeza fuera del área. Vivo del año cero el demonio, sacó el lateral y fue a buscar la descarga de Toranzo. Le ganó el fondo a Formica, y cruzó un potente remate de zurda, que agarró haciendo pasos de ajuste al arquero, y se metió por lo bajo en el arco. En la primera que aceleró, la Academia lastimó.
A los 23’, un gran gol de Racing, para levantarse y aplaudir como lo hacía el público. La trajeron por derecha, entre Hauche Y Toranzo en corto, y con Moreno tocando al hueso a espaldas del lateral por izquierda, donde el Pato mandó un centro de esos picantes, y, por el punto del penal, José Luis Fernández -el volante por el otro lado- apareció para cabecear bárbaro de pique al piso y marcar el segundo.
El local justificaba la ventaja por apariciones –fugaces- de sus hombres más punzantes. El colombiano, cuando se acercaba a los carriles para asociarse, tocaba y buscaba el claro para filtrar la bocha para las diagonales de Lugüercio o de Hauche, endemoniado y sacando amplia superioridad a los pesados defensores quemeros.
En el complemento, Brindisi metió 3 puntas netos para ganar peso y descontar, pero al desmantelar la estructura defensiva, dejaba huecos para que movimientos como los del Gabi Hauche, tirado sobre la derecha, o la permanente búsqueda entre Gio y Toranzo, diera sus frutos.
A los 32’, los goleadores también saben ceder goles. Bieler le cedió el tercero a Hauche, y éste, de frente al arco, resignó su dopieta y la continuó abriendo para Moreno, que se sacó a su marca con tanta facilidad mediante un toquecito, y la cruzó de zurda ante un jugado achique de Monzón. Otro gol académico para bajar el telón en Avellaneda.
IVÁN ISOLANI