19:46 EFICACIA OPACA INSULTOS

El nudo en la garganta se iba agrandando ante cada gesto técnico malogrado de sus jugadores. Pero, la efectividad de uno, y el castigo de para el otro, le permite a Quilmes sumirse en un estallido ni bien Favalle pitaba el final. Es que el gol del Berni Romeo le dio 3 puntos vitales a la Cerveza en su empresa por escaparle al descenso. Eso sí, inmerecido porque quién termina festejando, penó en gran parte del encuentro.
En el arranque, no había pasado demasiado en el encuentro, cuando a los 10’ el Albo facturaba. De un lateral centro del Tano Vella al corazón del área, los centrales no pudieron rechazarla, y el goleador Mauro Matos le rompía el arco a Galindez. De guapo, All Boys pegaba primero en el Sur. Quilmes llegaba hasta la puerta del área, y se obnubilaba, se desmoronaba en la duda. Porque Diego Torrez no desequilibraba por ninguno de los dos laterales, y de poco le servían las sociedades con el Pato Raymonda o el Peca Garnier. Tampoco eran efectivas las escaladas de Nuñez desde el lateral izquierdo, porque el circuito de juego del Cervecero tenía abundante cantidad de toques y desmarques, pero escaseaba en calidad y volumen de fútbol.
El Aurinegro, ordenado y moviéndose en bloque, con dos líneas de 4 que tenían salida con alguno de los volantes de combate, y que buscaba encontrar en alguna corrida los extremos proyectados. Arriba, Matos recorría de borde a borde el área, y su compañero Pérez García, alternaba a espaldas de Kalinski para tener espacio de maniobra y sacar a alguno de los del fondo.
Cuando Quilmes era un caos, un manojo de nervios, apurado por propios y extraños, lo increíble. Barrientos, encerrado, volvió a empezar la jugada con Cambiasso, que la paró de pecho y, cuando la iba a despejar de zurda, pifió y el rebote lo aprovechó el JJ Moralez con su impulso, para superar al arquero y definir con el arco libre. De qué manera insólita este Quilmes, sin argumentos y con la moral por el piso, encontraba un guiño del destino.
El silencio se transformaba en euforia. La Cerveza era otra tras la igualdad. A los 34’, Kalinski se soltó del círculo central y mandó un centro que el ingresado Bernardo Romeo, ubicado entre Ferrari y Domínguez, fusiló a un Nico Cambiasso que se quedó a mitad de camino. Créase o no, pero Quilmes se ponía en ventaja en un raid furioso.
IVÁN ISOLANI