21:32 EMPATE TÉCNICO


Si se definía por las tarjetas, claramente Argentinos debería haber merecido mejor suerte. Porque defendió bien, creando una barrera infranqueable para no permitir que el rival vulnere la tranquilidad de Navarro, y porque pese a no convertir, creó muchas ocasiones netas de gol. River nunca tuvo voz ni voto en el desarrollo. Imprecisos los pibes en la generación de juego, no supo encontrarle la vuelta a cómo concebir su circuito.
Bien planteado por Troglio. Entre la firmeza de los 4 del fondo, suficientes para cubrir y absorber al solitario Pavone, para nada centralizado, sino que salía a los costados para pivotear y hacer de pared con los volantes que llegaban. Muy erráticos tanto Lamela como Lanzini, el Millo no tenía juego ni sociedades productivas que validaran todo el desgaste hecho por Almeyda para recuperar.
El pibe Lava se encargaba de patrullar por delante de la línea defensiva, y purificar cada salida del equipo. Desde el círculo central, 1 era más que 2, porque este chico sólo, quizás con algo de colaboración de Hernández en su retroceso, se erigía con mayor predominancia que Acevedo y Almeyda juntos. Niell siempre llevaba peligrosidad, y Salcedo, con ocasiones, las despilfarraba por abusar de la displicencia.
Si 11 contra 11, Argentinos ganaba por puntos contienda, mucho más cuando Abal, a expensas de uno de sus líneas, expulsó a Ferrari por agresión, y a Torrén vaya a saber por qué. River sólo usaba al lateral para jugarse el mano a mano con el grandote Escudero, pero como los enganches y Pavone se volcaban más por el sector izquierdo, dándole más sentido a cada subida del uruguayo Díaz, el bueno de Paulo gastaba nafta en un ida y vuelta sin mucha importancia.
Argentinos dominaba en el trámite por ser más que algún arresto individual, como en toda la noche abusó la Banda. El Bichito fue solidaridad para correr, sacrificio para nunca perder la estructura ni salirse de lo planeado de antemano. Dio la sensación, de que el conjunto local padeció el encuentro, el querer imponer condiciones ante un rival reciclado, pero con ideas preconcebidas bien asimiladas.
A medida que transcurrían los minutos, el Bicho fue menguando en su rendimiento, y las decisiones que tomaban sus hombres, ya no tenían el resultado de la primera etapa. El Enano Niell ya no surcaba de banda a banda para inquietar a los stoppers. El punto, en definitiva, mal no les viene.




IVÁN ISOLANI
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