23:54 TRI-CICLÓN


Con goles de sus tres delanteros, con un líder futbolístico como Néstor Ortigoza, que desde el círculo central administró de maneja soberbia el fútbol del equipo, y sacándole máxima rentabilidad al nerviosismo de los hombres de Floresta con el árbitro Delfino tras la expulsión de Barrientos. San Lorenzo, la Cicloneta de Ramón, continúa demostrando que lo suyo es jugar lejos del Nuevo Gasómetro, y despachó por 3 a 0 a un All Boys falto de ideas y de personalidad para volcar la balanza a su favor.

De la mano de la distribución de Ortigoza, el Cuervo buscaba ser compacto, lateralizando y adelantando a los 3 del fondo para achicar el margen de maniobra a espaldas de los volantes. Menseguez recostado por derecha, y el uruguayo Salgueiro por el otro costado, eran las cartas que Ramón ubicaba para abastecer al paraguayo Velázquez más alojado entre los central del Albo. Esa posición adelantada de Orti, restringía el poder de acción de Hugo Barrientos, y tampoco dejaba que le llevara del todo limpia la bola al Mago Grazzini, inconexo y demasiado lejos de los dos de arriba. Sin el dominio del baló, el Aurinegro se plantaba a esperar, a escuchar ofertas de su rival, cediendo parte del campo, hasta la puerta de la casa de Cambiasso, lugar en donde todo lo criterioso que el Ciclón intentaba ser a la hora de construir cada avance, perdía consistencia.

No se agredieron durante toda la mitad. Eran 20 tipos –sin los arqueros, claro- corriendo detrás de la pelota, sin organización ni conceptos básicos evidentes. Los delanteros se hundían cada vez más entre los zagueros, t los encargados de llevarles el balón y generales el climax, cuando entraban en el circuito de juego, estaban demasiado lejos de los metros de la verdad, y gastaban toda la nafta en romper con las barreras de piernas. Por momentos, eran dos boxeadores mancos, o aquellos niños que dan vueltas para terminar confesando que fueron ellos los que rompieron el vidrio de un pelotazo.

A los 21', Barrientos, que había visto la amarilla por barrer de atrás a Salgueiro, pocos minutos no dejó ejecutar un tiro libre –según el árbitro Delfino-, y All Boys, que había arrancado el complemento con mayor actividad t entusiasmo, perdía el equilibrio. Descompensado, Ortigoza tomó nota y abrió para el peruano Carmona, que por fin levantó un centro decente a la carrera, y por el punto del penal Menseguez conectó para vencer a un Cambiasso indefenso en la inmensidad del arco.

Con el viento a su favor, Salgueiro y Menseguez ya giraban más apegados a la línea de volantes, más cercanos a Ortigoza y a Aureliano, y rotaba el balón, haciendo que los que corran sean los de All Boys, al ritmo del toque lateral que le imprimía el conjunto de Boedo. A los 43', Menseguez descargó para Velázquez lejos del área, que no había pateado al arco en lo que iba de la noche. Pero esta vez, en combinación le hicieron el toma y dame a Brau, y cuando salió al cruce Nico Cambiasso, el Rayo le cedió el segundo tanto al Paragua, que sólo tuvo que empujarla.

Sin esperanzas, el Albo dio concesiones en el fondo, adelantó indiscriminadamente a sus hombres y descubrió espacios. Que antes del final, los aprovechara Juan Manuel Salgueiro para establecer cifras definitivas. En medio de una semana muy dialéctica, el Cuervo sacó pecho en la siempre difícil fortaleza Aurinegra. Aparecieron los que tenían que aparecer, y con un patrón en el medio como el Mutante Ortigoza, San Lorenzo sonríe. Ramón sonríe.



IVÁN ISOLANI

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