12:08 EL REY SE QUEDÓ SIN COPA

El extraño caso del Rey de Copas vituperado por un simple verdugo. Ese verdugo ya no es el temible equipo de otrora, pero continúa teniendo el arma siempre al pie del cañón cuando de dar muestras de carácter se trata. El Rojo, que históricamente sabe cómo cortejar al triunfo internacional y endulzarle el oído con suaves palabras, navegó por el mar de la irregularidad, y cuando fue llamado para reconfortar a los suyos con una arrolladora culminación de la faena, se quedó en el zaguán de la clasificación. Con ese flipper que inició Barcos, y que primero dio en Tuzzio para luego desviarse en el Ninja Velázquez y terminara dejando a Assman estérilmente gateando en el piso sin poder eliminar el peligro de su valla. Con este infortunio, provocado por un Racing, Independiente sacrificó sus chances de poder clasificar a l siguiente fase. Todavía puede hacerlo, pero la utopía radica en una suma de resultados y goleadas que, hoy por hoy, este equipo no es capaz de inducir y provocar.
No tendrá la solidez de campañas anteriores, porque el envase no es mismo ni mucho menos su contenido, pero Liga en los primeros minutos salió a afrontar el compromiso en la mitad del campo, lugar donde se ganan los partidos. El paraguayo Vera y De la Cruz se las arreglaban para contener y tratar de jugar con la geografía del campo para abastecer y validar el posicionamiento de los carrileros más cerca de la línea de volantes que la de defensores. Mientras que Independiente no establecía sus condiciones, porque Silvera no la podía aguantar arriba, Núñez no se decidía ni a ser generador de juego ni mucho menos una compañía para el Cuqui, y porque al Pato Rodríguez lo agobiaba la banda y el tener que retroceder para equilibrar la zona.
Justamente por ahí es donde el trámite comenzó a igualarse. Por la velocidad del 10 Rojo, que a pura explosión se llevaba a la rastra a Reasco y se le ubicaba a espaldas del doble pívot central, y así aprovechaba para sacar lejos a los 3 del fondo de su zona de cobertura. Godoy y Pérez, dos centrocampistas netos ahora ubicados a los costados de Battión, aparecían por sorpresa desbordando y buscando siempre el lugar vacío a espaldas de los hombres externos del conjunto Quiteño. Hasta que, Rodríguez habilitó al Gordo Núñez por izquierda, éste definió por lo bajo cruzado buscando el chanfle para obligar al arquero Domínguez a dar un rebote al medio del área, y cuando Galeano iba a puntearla, el árbitro Carlos Torres juzgó que Diego Calderón lo sacó de manera ilícita con el brazo, y cobró penal. Dudosa decisión del juez paraguayo, que Leo Núñez se encargó de definir sutilmente, engañando al arquero que se tiró al palo opuesto.
Desde ahí, Liga comenzó a mostrar falencias, equivocaciones y ciertas zonas que, con el tino de Mohamed, el conjunto de Avellaneda comenzó a explotar. La agilidad del Patito Rodríguez era un problema para Reasco, que no podía adelantarse para balancear la zona de volantes, y con gran parte de la defensa amonestados, el chico sacaba máxima rentabilidad a sus apariciones, fugaces pero apariciones.
El complemento fue demasiado apático, sin brillo y con serias faltas de actitud por parte del local, que lo ganaba, pero no daba plena seguridad de custodiar la ventaja. Liga capitalizó durante toda la etapa ese intangible, y con la figura resplandeciente de Hernán Barcos, que sólo se aguantaba a los 3 zagueros del Diablo, complicaba la continuidad de la victoria. Él en absoluta soledad, se armó su propia comida aparejado por la marca de Tuzzio y la última línea, con un enganche lo sacó a pasear y, mandó un centro para nadie, ya que él es la referencia del área, y la pelota rebotó en primera instancia en Tuzzio, y luego en Velázquez, que desconcertó a Fabián Assman y terminó entrando por el primer poste.
Ese fue el golpe de gracia. Porque el Rojo no supo cómo romper con la zona defensiva de Liga, y sus propios fantasmas, cada vez más visualmente presentes, no le permitieron ligar en las situaciones de gol que generó. Parra se devoró en su primera intervención un zurdazo cruzado que en otro momento era gol, 3 cabezazos netos de Velázquez dentro del área chica que no llegaron a comprometer el arco de Domínguez.
Con este resultado, Independiente queda en el camino. Para darse la utópica, el Rojo debería anotar 8 goles en el Centenario ante Peñarol, y aun así debería esperar que Liga y Godoy Cruz empaten en la altura de Quito. Soñar no cuesta nada pero…El rey se quedó sin copa.



IVÁN ISOLANI
abetsen@gmail.com