12:15 CHELA, UN TORINO IMPARABLE



El argentino Juan Ignacio Chela venció al colombiano Alejandro Falla por 4-6,6-2, 1-6, 7-6 y 6-2 en casi 4 horas de partido y avanzó a los cuartos de final en Roland Garros, el segundo Grand Slam del año y ahora espera rival del choque entre el británico Andy Murray y el serbio Viktor Troicki.
Y fue triunfo  del "Torino" nomás, como se autodenomina el oriundo de Ciudad Evita, en alusión al viejo modelo de automóvil de los años 70.
Sufrido, peleado con errores de ambos lados, pero con la satisfacción del deber cumplido, una vez más Chela se mete dentro de los ocho mejores del torneo. Como en aquel glorioso 2004, donde ganó Gastón Gaudio y el Flaco cayó frente al inglés Tim Henman.
En el primer parcial, tras dos break por lado, el tenista cafetero consiguió doblegar otra vez el servicio del Flaco y lo cerró 6-4. El segundo set y el tercer parcial continuaron en la misma tónica con el show de quiebres. El segundo fue para el de Ciudad Evita y el tercero para el colombiano.
El cuarto set comenzó parejo, pero en el quinto game, Falla volvió a quebrar el saque a Chela quien, con oficio, retrucó en el sexto (3-3). Mientras, Falla era atendido por ampollas en los dedos de su mano zurda. Llegó la hora del tie break. Otra vez, fue final con suspenso, que finalmente se resolvió a favor del argentino.
En el quinto y decisivo set, ambos se quebraron de entrada, pero el colombiano parecía desanimado y perdió su saque en el tercer juego, aunque a su adversario le costó mantenerlo (3-1 arriba). Luego, Falla discutió por una bola poco clara y Chela mantuvo su servicio (4-2). Este aprovechó el enojo y desconcentración del primero para doblegar el saque de Falla nuevamente, tras lo que solicitó masajes en un muslo. Con su servicio, el vencedor cerró en 6-2 con su primera bola de set. El esfuerzo fue enorme para el Flaco, quien se tiró al piso en el polvo del estadio, rendido tras el maratónico partido.
A partir del próximo lunes,  por ahora es 20º del mundo y Nº1 de la Argentina superando a Del Potro y Nalbandian, nada menos.



ADRIÁN ORDOÑEZ