16:59 ¿QUIÉN CRUZARÁ EL DISCO?


Se sabe, que desde que se instauró la división de la temporada en 2 torneos: Apertura y Clausura, y que se le ha dado entidad a este último como el encargado de hacer carne y vestir a algunos como "Sudamericanos", a otros desecharlos de la categoría más alta por no demostrar un nivel acorde y que bajen una temporadita para revalidar su condición de equipo de primera en la durísima B Nacional. Pero, lo que ha sido una constante, es el mal trago de promocionar. Para algunos, es una bala más en el tambor, y para otros, el sólo mote ya les infunde un miedo, que no sólo que los agobia mentalmente, ya los condiciona dentro de la cancha.
Mucho se viene mencionando, no sólo por una cuestión netamente objetiva, sino por morbo y hasta mala intención, que la sumatoria de malos resultados que River viene cosechando desde hace 3 años, hoy lo tienen en una situación inédita, en un camino que no conoce y del cual, parece que lo está haciendo tragar demasiada saliva amarga. El fino paladar Millonario, una historia que cuenta con demasiadas victorias en el lomo como para salpicarla con n presente manchado por desaciertos en todos los componentes: jugadores que desfilaron usando la banda como vidriera personal: entrenadores que van desde el agua hasta el aceite, y dirigentes que en ningún momento tomaron dimensión del mal y de que el abismo se aproximaba.
Desde mi humilde opinión, todo arrancó desde una nefasta gestión dirigencial Desde el cráneo de gente que, detrás de un escritorio, decidieron ir usufructuando el estrujamiento de la cantidad y calidad de nombres que exhibió la institución, sacando rédito económico, vaciando los planteles de figuras, y recambiándolos por jugadores que decididamente no dieron con la talla. Desde Aguilar y compañía, en sus dos mandatos –uno peor que el otro- y este comandado por el personalista Daniel Passarella, River ha traído entrenadores cuya compatibilidad y proyecto estuvieron siempre a trasmano, pensados para un presente que no era como los tiempos de antaño, y en la irrealidad de una institución que no contaba con los recursos, pero igual se seguía derrochando, total. Recordemos que, en el primer semestre de 2008, River ganó el Clausura de la mano del Cholo Simeone, y que el inicio de los males futbolísticos, parecieron arrancar en la segunda mitad de ese año, donde la Banda terminó último en el Apertura, con apenas 14 puntos (9 derrotas y tan sólo 2 victorias).
Actualmente, el final del Torneo Clausura para este plantel, es una verdadera pesadilla, un escenario que lo llena de inseguridades y lo paraliza. La muestra máxima fue la visita a Bahía Blanca, en donde apenas rescató un punto y donde no sólo se vio en el andar de algunos jugadores el freno de mano puesto, porque, los músculos se mueven siempre por orden del bocho, y cuándo la de arriba se llena de fantasmas y nubarrones, todo se hace cuesta arriba. Con Colón la cosa no varió demasiado, porque el temor desde el verde césped alimentó el murmullo y la inquietud de la gente, que terminó por jugar en contra. En las 17 jornadas que disputó, hizo 13 goles apenas, marcando más de uno en un solo encuentro: fue en la fecha 7, en la victoria en casa ante Newell's 2-1. Muy pocos, pero tampoco le hicieron muchos goles: 11 en la misma cantidad de juegos, manteniendo su valla sin recibirlos en 9 oportunidades.
River hoy tiene que avezarse en contabilidad. Hacerse amigo de los números y tratar de conseguir la calma que su medioambiente no tiene. Si bien no depende de sí mismo, debe entender que los demás equipos que están en la lucha, deber sentirse igual. El cuco es Olimpo, porque no divide por 3, como Arsenal o Tigre, sino que lo hace por 1. A falta de dos fechas para que se definan los nominados a las plazas del repechaje contra el tercero y cuarto de la B Nacional, Olimpo si consigue los 6 puntos en disputa (es decir, si vence a Newell's y a Quilmes), se salvará de todo y dejará en estado crítico a los demás. Ahora, si saca 4 puntos, y River también llega a esa cantidad, habría un desempate entre ambos para definir al segundo promocionado. Como el conjunto bahiense divide por una sola temporada, sacando 2 unidades o menos, el Millo se salvará automáticamente.
Variables, posibilidades, especulaciones y posibles finales para una obra que mantiene al público quietito en sus butacas, mientras los de afuera juegan con el morbo y levantan apuestas sobre el desenlace. El pasado altera directamente el camino por cual la institución de Núñez atraviesa hoy, y provoca y agudiza los errores que, desde 5 fechas, además de ser más evidentes, van hundiendo cada vez más al equipo en sus propios miedos y debilidades.

 


IVÁN ISOLANI
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