20:03 EN EL CALOR DE BARRANQUILLA, RENACIÓ EL FUEGO INTERNO


Ser vertical. Cambiar de ritmo. Ser trascendente, yendo hacia adelante sin pasar primero por las escalas laterales o el volver a empezar. Argentina hoy se encontró con una versión que no fue la inicial, pero que en el transcurso de los 90 se fue desandando. Agüero entró para revivir a Messi y darle ese cambio frenético de ritmo en la ofensiva, a un seleccionado que se había preocupado con exclusividad por bancar una parada que Colombia no propuso de inicio. Un triunfazo, por lo ajeno y por lo propio.
Duelo de cautelosos. Dentro de los cuidados y las prevenciones tácticas y estratégicas, Colombia caminó la cancha y Argentina hizo guantes hasta que entendió, pos igualdad, que la causa no era tan irracional. Esa cofradía de volantes de corte guerrillero, además de intentar bancar a un equipo que de arranque se acurrucó alrededor de Ospina. Esos tres contenciones,  la bisagra desde dónde se generó todo el movimiento del balón. Después es otra cosa cómo se lo utilizó.
Braña rondando como un satélite a Mascherano, Guiñazú desplegándose inicialmente por la izquierda, pero desprendiéndose del carril para ser opción. Mientras se tocó en corto, el circuito fue fluido, aunque intrascendente. De poco vuelo en cuanto a la calidad, el ser vertical y el cambiar de ritmo no formaron parte de la ecuación programa por Sabella. Sosa desaparecido en acción, recién salió de la oscuridad en el gol.
Colombia planteó una larga velada. Lo que buscó en primera instancia fue ver para luego mostrar sus cartas. Se enraizó sin fisuras de atrás hacia adelante, con el rombo conformado por los centrales y los dos mediocampistas de recuperación, y como los nuestros entretenían la pelota lateralmente o hacia atrás sin tener con qué profundizar, buscó la sorpresa y la potencia física para sacar diferencias. Armero y James, por el sector izquierdo, siempre fueron salida clara y también picantes en la búsqueda del vacío.
Casi sobre el final de la etapa, una infracción de Zabaleta en la puerta del área, Dorlan Pavón se preparó para hacer algo nunca visto, pero le salió un tirito raso que iba a ser embuchado por Chiquito Romero, pero en el camino, Mascherano se interpuso y la terminó desviando para marcar el gol cafetero. Un panorama complicado, con mucho toque pero poco juego, incapaz de gestionarse situaciones concretas en el arco contrario.  
A los 15’, Sosa recuperó en plena salida de Zúñiga, y fue profundo. Y en la primera que fue llegó hasta el fondo, mandó un centro filoso que Higuaín le disputó a Ospina, y en el rebote Messi recogió la basura y la empujó con arco libre. Agüero entró con el contrato de sociedad en la mano para juntarse con Lio. Mostrándose, haciéndola sencilla cuando entraba en juego, y atrayendo marcas para allanarle el camino a la Pulga, que hasta el gol había sido bien domada por Aguilar y Bolívar, siempre mirando la pelota y no entrando en ningún amague.
Pero el semblante era otro. Desábato y el Fede Fernández para ordenar desde el fondo al equipo. Messi y Agüero unieron sus habilidades para producir la revolución. Un combo de individualidades para fogonear al espíritu y hacer el clic necesario. Colombia ya no se animaba tanto, disminuido en lo físico, cedía espacios y se mostraba estática ante el encare de los chiquititos.
En un raid de los habituales, Lio encaró y se llevó a la rastra cuanto hombre de amarillo se le interpuso. El Pipa Higuaín, incómodo toda la tarde entre los lungos, alcanzó a definir para que Ospina apenas la despeje al costado, donde el Kun Agüero la empalmó de primera para sellar la victoria.


IVÁN ISOLANI
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