12:01 REVOLEANDO LAZOS Y BOLEADORAS

La derrota era un balazo a la ilusión, a la tranquilidad de un Banfield que sabía que, si se volvía de México con las manos vacías, debería ganarle al Cuenca como local y, aún así esperar resultados y variables numéricas.
Pero de una pared, jugando el tiempo prestado por Julian Ruiz, Maxi Lazo se vistió de héroe y estampó el empate y la justicia en el tanteador.
Línea de cuatro centrales para el Taladro, sin proyección por las bandas pero con mucha coordinación para moverse en bloque, y achicar el margen geográfico a espaldas de los aleros, donde el club del sur desnudaba sus falencias ante el mecanismo ofensivo de Monarcas.
Porque los laterales mexicanos se acoplaban a la mitad de cancha en todos los tiros, y le daban la libertad táctica a los volantes, que cada uno por su sector, tenían su punto de partida retrasados, pero terminaban bien profundos por la raya o haciendo diagonales hacia la vaya de Lucchetti.
Morelia comenzó presionando, ensanchando su esquema para generar espacios para la movilidad de los carrileros por afuera. Sin conducción ni generador de fútbol activo, la predisposición por hacer de su juego algo dinámico –el de los primeros minutos-, se fue cegando y nublando hasta volverse previsible y apático. A la par, los de Falcioni fueron solidificando su fase defensiva, y casi no sufrió sobresaltos.
Con la entrada de Jared Borghetti, el DT Tomas Boyd le daba mayor acentuación a esa labor por las vías laterales, para buscar por la vía del centro a los dos faros. Banfield seguía con la premisa de mantener ese equilibrio en defensa y encontrar alguna conexión con Fernández y García en la ofensiva.
Cuando ya se había desencantado de tanto chocar contra los despejes de la última línea del Taladro, y el empate se designaba casi al unísono por la timidez de uno y el no arriesgarse del otro, una escapada de Elías Hernández por derecha, centro para el especialista Borghetti, que hizo estéril la resistencia del Laucha. Demasiado premio para un Morelia sin un circuito de juego en la zona de volantes, y con poco peso para crear y concretar en el arco de enfrente.
Fue nomás tablas. Un resultado justo por lo ofrecido dentro del campo.
IVÁN ISOLANI