El poco desnivel individual, y el escaso aporte en el traslado y el manejo de Dejan Stankovic, no le permite producir mejores cosas. Pero hoy, la expulsión en el primer tiempo de Klose, más lo oportuno y certero que fue el gol de Jovanovic tras esa roja, le permitieron a la Serbia del conservador Radomir Antic, imponerse por 1 a 0 a la selección de Alemania, por la segunda fecha del Grupo D.
Serbia regó la cancha de mediocampistas, formando una línea de 4 por delante de uno más retrasado –el capitán Stankovic-, que se recostaba entre los centrales para reforzar la zona de la entrada del área.
Como anticuerpo defensivo, unos metros más adelantados al hombre del Inter, aparecían Ninkovic y Kuzmanovic como doble pivot en el círculo central, para lograr frenar las combinaciones entre los volantes germanos y achicar el espacio entre líneas.
Sin tantos espacios como contra Australia, Özil no entraba tanto en contacto con el balón y los aleros por las bandas, casi que no pisaron el área balcánica. A Klose –en los 35 minutos que estuvo en cancha, luego lo echaron- poco le llegó la pelota y cuando fue habilitado, se lo comieron entre Subotic y Vidic.
En la jugada siguiente a la roja de Klose, el rubio del CSKA Moscú, Milos Krasic, desbordó por derecha a Badstuber y envió un centro para que el gigante Zigic la bajara al medio, y apareciera el volante por izquierda Milan Jovanovic, que tuvo tiempo de acomodarla para su zurda y definir sobre el cuerpo de Neuer. Con muy poco, Serbia sacaba réditos de la altura del único punta, ubicado entre los centrales para pivotear para los volantes que acompañaban.
Con un par de chispazos de Mesut Özil, el combinado teutón renacía en el complemento. Aprovechando que Serbia, de apoco, comenzaba a acurrucarse más en su campo, y disponerse a defender para mantener la ventaja en el resultado.
A los 11’, otra mano inentendible de Vidic dentro del área, le permitió a Die Mannschaft tener, desde el punto del penal, una chance inmejorable para la igualdad. Pero Podolski –que tuvo varias y no las concretó- la cruzó, pero el arquero Stojkovic se lo desvió.
Pese a poner 3 hombres de recambio netamente de ataque, Joachim Löw sacó del campo –en sus mejores momentos- a Özil y a Thomas Müller. Entre los dos, y con la ausencia de una referencia fija para los defensores serbios, eran los que producían el desequilibrio y las situaciones de gol. Juntó a Cacau con Gómez bien metidos dentro del área, y para bastecerlos Marko Maric y Podolski por los costados.
Otra sorpresa más se da en esta copa mundial. Primero fue la de Suiza sobre España, y ahora Serbia le da una lección de realidad a la joven pero talentosa selección germana. Si hoy Ghana, en su partido ante Australia logra una victoria, se escapará de estos dos combinados y llegará más relajado a su último encuentro del grupo, ante Alemania. Mientras que Serbia podría enfrentarse a una selección australiana ya eliminada.
Serbia regó la cancha de mediocampistas, formando una línea de 4 por delante de uno más retrasado –el capitán Stankovic-, que se recostaba entre los centrales para reforzar la zona de la entrada del área.
Como anticuerpo defensivo, unos metros más adelantados al hombre del Inter, aparecían Ninkovic y Kuzmanovic como doble pivot en el círculo central, para lograr frenar las combinaciones entre los volantes germanos y achicar el espacio entre líneas.
Sin tantos espacios como contra Australia, Özil no entraba tanto en contacto con el balón y los aleros por las bandas, casi que no pisaron el área balcánica. A Klose –en los 35 minutos que estuvo en cancha, luego lo echaron- poco le llegó la pelota y cuando fue habilitado, se lo comieron entre Subotic y Vidic.
En la jugada siguiente a la roja de Klose, el rubio del CSKA Moscú, Milos Krasic, desbordó por derecha a Badstuber y envió un centro para que el gigante Zigic la bajara al medio, y apareciera el volante por izquierda Milan Jovanovic, que tuvo tiempo de acomodarla para su zurda y definir sobre el cuerpo de Neuer. Con muy poco, Serbia sacaba réditos de la altura del único punta, ubicado entre los centrales para pivotear para los volantes que acompañaban.
Con un par de chispazos de Mesut Özil, el combinado teutón renacía en el complemento. Aprovechando que Serbia, de apoco, comenzaba a acurrucarse más en su campo, y disponerse a defender para mantener la ventaja en el resultado.
A los 11’, otra mano inentendible de Vidic dentro del área, le permitió a Die Mannschaft tener, desde el punto del penal, una chance inmejorable para la igualdad. Pero Podolski –que tuvo varias y no las concretó- la cruzó, pero el arquero Stojkovic se lo desvió.
Pese a poner 3 hombres de recambio netamente de ataque, Joachim Löw sacó del campo –en sus mejores momentos- a Özil y a Thomas Müller. Entre los dos, y con la ausencia de una referencia fija para los defensores serbios, eran los que producían el desequilibrio y las situaciones de gol. Juntó a Cacau con Gómez bien metidos dentro del área, y para bastecerlos Marko Maric y Podolski por los costados.
Otra sorpresa más se da en esta copa mundial. Primero fue la de Suiza sobre España, y ahora Serbia le da una lección de realidad a la joven pero talentosa selección germana. Si hoy Ghana, en su partido ante Australia logra una victoria, se escapará de estos dos combinados y llegará más relajado a su último encuentro del grupo, ante Alemania. Mientras que Serbia podría enfrentarse a una selección australiana ya eliminada.
IVÁN ISOLANI
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