La empresa no era fácil. Venía de banca a Chile, con un empate a 1 que dejaba más dudas que certezas, de cara a la definición de estas semifinales de la Libertadores. Pero, los nervios del local, el marco imponente en el Estadio Nacional de Chile, y la sólida actuación de sus jugadores, le permitieron a Chivas de Guadalajara asegurarse un lugar en la finalísima del torneo de mayor importancia del continente, tras vencer a U Chile por 2 a 0.
Desde la disposición de sus hombres, el Rebaño Sagrado lucía más preparado para estas etapas, para estos momentos definitorios. Con Bautista como eje de la discordia detrás de Seymour e Iturra en la mitad del campo, y le provocaban inconvenientes serios al conjunto trasandino en su faceta defensiva.
A los 22, ya cuando el arquero Pinto era la figura de la noche, el Bofo había construido un unipersonal en la puerta del área, pero rápidamente fue desbaratado por el Rafa Olarra, pero el rebote le quedó al carrilero por la diestra Xavier Páez, que remató bajo, sencillo para la buena posición de Pinto, pero éste no respaldó a sus manos con todo el cuerpo por detrás, y la pelota lentamente fue ingresando en la meta.
Merecido, porque fue el conjunto mexicano quién insistió en el buen trato del balón en la zona de volantes, ganando todas las divididas, y encontrando en Bautista, al rebelde que se ubicaba a espaldas del doble pivot de contenciones chilenos, y tenía a los centrales de frente para encararlos, o bien abastecer alguna de las diagonales de Omar Bravo.
La U lucía como apabullado, tenso y maniatado por el escenario planteado. Con pocos lazos que unieran a los 3 creativos como el centrodelantero uruguayo Olivera, no le quedaban muchos caminos que no fueran patrullados por los medios mexicanos.
Dos travesaños y Michel le decían que no al empate trasandino, que le rodeaba la parcela al portero por las bandas, con Puch y Contreras expulsados de la zona media del campo, y convertidos casi en extremos y con convicción para hacer daño en los últimos metros. Olivera haciendo de torre para abastecer a quién le hiciera la segunda de frente al arco, buscaba congeniar con la ardilla Montillo en la ofensiva.
En el complemento, Chivas repitió postura y comienzo. Agresivo, protagonista, prevaleciendo sus métodos y formas en el trámite y afianzándose en base a los momentos. Con Mejía como patrón en el centro, era continuamente salida clara y un abastecedor de los volantes por los costados.
De un centro cruzado de De la Mora, el stopper Magallón se quedó en actitud ofensiva, y primero, anticipó de cabeza, pero con el último aliento, Pinto se la sacó del ángulo, pero la dejó viva y chapoteando, y el propio Magallón la terminó empujando para complicarle la existencia al conjunto chileno, que debía marcar 3 goles para seguir con vida.
Desde ese instante, el recinto fue todo silencio, y la Chile fue pura impotencia, y desesperación por convertir 3 goles vitales para dar vuelta el panorama. Cosa que no ocurrió jamás.
Chivas no había ganado como visitante desde su participación en Octavos de la Copa, y lo hizo justo cuando lo necesitaba. Para la U de Chile, un merecido aplauso por lo hecho.
Desde la disposición de sus hombres, el Rebaño Sagrado lucía más preparado para estas etapas, para estos momentos definitorios. Con Bautista como eje de la discordia detrás de Seymour e Iturra en la mitad del campo, y le provocaban inconvenientes serios al conjunto trasandino en su faceta defensiva.
A los 22, ya cuando el arquero Pinto era la figura de la noche, el Bofo había construido un unipersonal en la puerta del área, pero rápidamente fue desbaratado por el Rafa Olarra, pero el rebote le quedó al carrilero por la diestra Xavier Páez, que remató bajo, sencillo para la buena posición de Pinto, pero éste no respaldó a sus manos con todo el cuerpo por detrás, y la pelota lentamente fue ingresando en la meta.
Merecido, porque fue el conjunto mexicano quién insistió en el buen trato del balón en la zona de volantes, ganando todas las divididas, y encontrando en Bautista, al rebelde que se ubicaba a espaldas del doble pivot de contenciones chilenos, y tenía a los centrales de frente para encararlos, o bien abastecer alguna de las diagonales de Omar Bravo.
La U lucía como apabullado, tenso y maniatado por el escenario planteado. Con pocos lazos que unieran a los 3 creativos como el centrodelantero uruguayo Olivera, no le quedaban muchos caminos que no fueran patrullados por los medios mexicanos.
Dos travesaños y Michel le decían que no al empate trasandino, que le rodeaba la parcela al portero por las bandas, con Puch y Contreras expulsados de la zona media del campo, y convertidos casi en extremos y con convicción para hacer daño en los últimos metros. Olivera haciendo de torre para abastecer a quién le hiciera la segunda de frente al arco, buscaba congeniar con la ardilla Montillo en la ofensiva.
En el complemento, Chivas repitió postura y comienzo. Agresivo, protagonista, prevaleciendo sus métodos y formas en el trámite y afianzándose en base a los momentos. Con Mejía como patrón en el centro, era continuamente salida clara y un abastecedor de los volantes por los costados.
De un centro cruzado de De la Mora, el stopper Magallón se quedó en actitud ofensiva, y primero, anticipó de cabeza, pero con el último aliento, Pinto se la sacó del ángulo, pero la dejó viva y chapoteando, y el propio Magallón la terminó empujando para complicarle la existencia al conjunto chileno, que debía marcar 3 goles para seguir con vida.
Desde ese instante, el recinto fue todo silencio, y la Chile fue pura impotencia, y desesperación por convertir 3 goles vitales para dar vuelta el panorama. Cosa que no ocurrió jamás.
Chivas no había ganado como visitante desde su participación en Octavos de la Copa, y lo hizo justo cuando lo necesitaba. Para la U de Chile, un merecido aplauso por lo hecho.
IVÁN ISOLANI
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