11:01 DA PLACER

Ayer ganó quién así lo quiso, quién dispuso absolutamente todas sus armas y argumentos en pos de ir hacia delante. Con su estrategia más primigenia y sus basamentos mejor estudiados y hasta naturalizados por cada uno de sus hombres, Arsenal dictó cátedra en el Emirates Stadium y derrotó con harta contundencia al Chelsea por 3 a 1. Fabregas, Nasri y compañía fueron mucho más que la conservadora postura del conjunto Blue.
En la primera etapa, la batalla se libraba en primera instancia por la dominación territorial del centro del campo, en donde la cantidad de jugadores de uno no hacía suprimir a la calidad del otro. Porque Essien y Mikel, bien plantados para destruir la concepción del circuito de juego de los Gunners, no daba abasto para controlar la movilidad de los mediocampistas y su rotación al servicio de buscar los espacios vacíos.
El circuito arrancaba con la paciencia del camerunés Song, que pese a ser el volante más retrasado de los 5 que Wenger había dispuesto, era el que rompía casi siempre al hueco para ofrecerse como variante y como una descarga cuando Fabregas o Nasri se perdían en la resistencia de los Blues. Walcott aportando su natural profundidad y dándole ese pique al vacío que es letal ante toda defensa estática y que se adelanta para achicarle el margen de maniobra a los creativos rivales a espaldas de los volantes. Van Persie, única referencia en la ofensiva, se alejaba de la zona de los centrales y participaba en el entramado de la tela araña que Arsenal gestaba en la puerta del área de Peter Cech.
Cuando faltaban 3 minutos para que la primera etapa concluyera, Wilshere, otro talentoso que se adecua perfectamente a esta forma de utilizar el balón como protagonista de las acciones, cortó por la zona céntrica para controlar el balón a espaldas de los contenciones del Chelsea, y cuando Ivanovic salió para taparlo, éste cedió para que Alexander Song, tomando posición a espaldas de Ferreira, la ubicara de zurda al palo cruzado ante la estéril salida de Cech.
Lógica pura, mirando la postura dispuesta por uno y por otro. En el inicio del complemento, todo atisbo de resurrección del conjunto orientado por Carlo Ancelotti quedó en la nada, por la contundencia de los hombres claves del Arsenal. Primero, Song le peleó el balón en la salida al ingresado Ramires, y el rebote derivó en Theo Walcott, que primereó a Ashley Cole y se fue sólo para encarar a unCech casi entregado. Cuando éste le achicó casi en la puerta del área grande, el ágil puntero habilitó a Cesc Fábregas, que venía acompañando la jugada por el medio, y así estiró la diferencia en el marcador.
Dos minutos después, el propio Walcott, que había recibido una punzante habilitación que validó su diagonal de derecha al centro, fue egoísta y cuando pisó el área definió cruzado para poner el tercero. Tremenda faena del genial Arsenal, ante un Chelsea que se caía a pedazos intentando cambiar el rumbo de una tarde que venía muy dispar.
Los minutos transcurrieron, y el toqueteo del Arsenal no hizo más que confirmar la supremacía que tuvo sobre la pobre eficacía en el esquema conservador que había pensado Ancelotti de arranque. Sólo dio para que el Chelsea, através de un anticipo del serbio Ivanovic, lograra un descuento que de poco sirvió.




IVÁN ISOLANI
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