En la tarde de hoy, y tras una dilatada negociación por tratar de amarrocar gastos por parte de Boca, y por parte del jugador, de no resignar dólares en su cuenta, Diego Rivero finalmente llegó a un acuerdo con la cúpula de dirigentes del club Boca Juniors y se convirtió en la primera cara nueva del ciclo de Julio Falcioni. Limadas las asperezas económicas, el Burrito llega al club de la Ribera tras ser “ninguneado” por el DT de San Lorenzo, Ramón Díaz, que directamente decidió no incluirlo en la lista para la pretemporada, mientras que Matías Giménez, que ya había arreglado su situación con la nueva dirigencia azulgrana, desemboca en el equipo de Boedo.
La transferencia se acordó por una temporada a préstamo para ambos jugadores. El problema radicaba en las cifras que Rivero pretendía cobrar, queriendo que le mantuvieran el contrato que había firmado a mitad de 2010 con San Lorenzo. En Boca, con sueldos muy salados para el medio local como el de Riquelme, Palermo y Bataglia, enseguida salieron espantados. Pero, tras idas y venidas, presiones de unos y otros, como la que sentenció el flamante presidente de la institución sanloresista Carlos Abdo, que si Rivero rechazaba la oferta del Xeneize, tras haber dicho no al ofrecimiento de Libertad de Paraguay, quedaría estos 6 meses colgado.
Es cierto que el volante todo terreno no era uno de los 4 nombres que componían el póker que había esbozado Julio César Falcioni para reforzar a este Boca modelo 2011. Ustari, Somoza, Erviti y Cvitanich eran los apuntados por “Pelusa” para lograr reivindicar a un conjunto diezmado en cuanto a rendimientos, y por ende, en los resultados. Pero, viendo las posibilidades que el mercado va ofreciendo, los 4 millones que la mesa chica de Boca decidió utilizar para refuerzos, y las altas pretensiones de los hombres buscados, hacen pensar que el DT se tendrá que conformar con poco, y buscarle la vuelta a lo que hay actualmente.
IVÁN ISOLANI
abetsen@gmail.com
La transferencia se acordó por una temporada a préstamo para ambos jugadores. El problema radicaba en las cifras que Rivero pretendía cobrar, queriendo que le mantuvieran el contrato que había firmado a mitad de 2010 con San Lorenzo. En Boca, con sueldos muy salados para el medio local como el de Riquelme, Palermo y Bataglia, enseguida salieron espantados. Pero, tras idas y venidas, presiones de unos y otros, como la que sentenció el flamante presidente de la institución sanloresista Carlos Abdo, que si Rivero rechazaba la oferta del Xeneize, tras haber dicho no al ofrecimiento de Libertad de Paraguay, quedaría estos 6 meses colgado.
Es cierto que el volante todo terreno no era uno de los 4 nombres que componían el póker que había esbozado Julio César Falcioni para reforzar a este Boca modelo 2011. Ustari, Somoza, Erviti y Cvitanich eran los apuntados por “Pelusa” para lograr reivindicar a un conjunto diezmado en cuanto a rendimientos, y por ende, en los resultados. Pero, viendo las posibilidades que el mercado va ofreciendo, los 4 millones que la mesa chica de Boca decidió utilizar para refuerzos, y las altas pretensiones de los hombres buscados, hacen pensar que el DT se tendrá que conformar con poco, y buscarle la vuelta a lo que hay actualmente.
IVÁN ISOLANI
abetsen@gmail.com

0 comentarios:
Publicar un comentario