23:09 BAHÍA DE LOS SUEÑOS

3 puntos vi-ta-les. Un arranque de líder de este sorprendente Olimpo. Mal jugado, trabado, de estudiados libretos de sobrada manera durante la primera etapa, cada uno cuidó su quintita, ya sea por miedo a quedarse sin puntos vitales ante un rival de idénticos objetivos, o porque los encargados de crear las condiciones y el circuito de juego de cada equipo, se movían en dispar dirección del balón. Hasta que, el gol de Maggiolo, bordeando el primer cuarto de hora en el complemento, potenció la arriesgada del conjunto de Floresta, y un repliegue para combatir todo elemento vestido de Albo del Aurinegro, que mandó a Gimnasia a la zona de descenso directo, y sobrepasó a Huracán en el tema promoción. All Boys, en picada libre.
All Boys, cauto y plantado en su campo, esperaba propuestas del local, con los laterales más replegados, sin tanto pasaje a la zona de volantes, Brau y Domínguez se respaldaban más en sus presencias para tomar las constantes y buenas diagonales del paragua Bareiro. Sin la conducción del Mago Grazzini, Matos y Gigliotti navegaban lejos del área y de espaldas a Tombollini. Anulados.
Las buenas apariciones de Bareiro, actuando tanto como mediapunta, para dejarle la lucha con los centrales a Maggiolo, y también como conductor y el jugador más claro de Olimpo. Con Rolle como un foquito casi quemado, prendiéndose y apagándose, el circuito de fútbol del bahiense no pasaba tanto por los volantes, sino por lo que pueda hacer Bareiro, que a más distancia de Cambiasso se encontraba, menor efervescencia tenía.
Cuando el Albo regulaba en Bahía, y de a poco se animaba, con chispazos de Grazzini y la polenta de Gigliotti, Jerez se desprendió del fondo, y tras eludir con su tranco a Panceri, le puso un delicioso centro-pase gol al dulce Lechuga Maggiolo, que apareció por el segundo poste libre, y se la cruzó con toda comodidad a un Nico Cambiasso indefenso sobre la línea de gol.
Pepe Romero entendía que este partido le complicaba la vida al rumbo del equipo, y mandó toda la carne al asador. Ortega, Ereros y el Chino Zárate a la cancha para tratar de arañar un empate. En contrapartida, De Felipe entendía que con el resultado se conformaba, y sumó ladrillos a una pared que, a medida que iba avanzando el tiempo, se iba solidificando pero cada vez más atrás. Tombollini bancaba los centros para Matos y Gigliotti, con una zaga central que llegó a ser de 5 hombres y que terminó apiñándose más y más dentro del área chica prácticamente.




IVÁN ISOLANI
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