21:40 DEMASIADO CAUTERUCCIO

No se es más ofensivo y más resoluto en los metros de la verdad, por apiñar hombres de plena cualidad atacante. A veces, la cuantificación en un solo sector no hace la diferencia, si tomamos en cuenta que el rival juega, y te aprieta en los puntos clave y neurálgicos, como lo planeó el Quilmes de Caruso. 4 puntas sin efecto por la presión a los abastecedores en la mitad del campo, más el agotamiento del Bicho de la Paternal por el calendario, nos dio un encuentro chato en el Diego Armando Maradona. El Cervecero no quiso perderlo, pero tampoco demostró muchas aptitudes y atributos como para salir del modesto empate.
Troglio ponía en cancha mucho hombre de desequilibrio y conocimiento de cómo aprovechar los espacios en la defensa. Dos centrodelanteros encimando a los centrales, y dos bien rapiditos por las bandas para arrastrar a los improvisados laterales cerveceros –dos centrales de raza- más arriba y ahí quebrar la oposición. Pero carecía alguien que fuera capaz de bajar las revoluciones y que pensara de qué manera explotar la presencia de ese póker, mediante algún pase entre líneas que validara alguna diagonal.
Quilmes, sabido de la ambición del Bichito Colorado, se amarrocaba en su última línea, establecía su piso defensivo en la puerta del área de Trípodi para no descuidar el juego de rotaciones, y hacer hincapié en un juego de presiones al Pichi Mercier y al pibe Lava para restarle efectividad a la conexión entre las faces defensivas y ofensivas. De eso se encargaban Garnier y Kalinski, para batallar y contener la sumatoria de camisetas rojas que cruzaran la línea central del campo. Con ese pressing sobre los pívots de contención, Argentinos estaba partido y la evolución en el terreno debían hacerla Sabia y Gentiletti.
Una vez que Escudero se sumó a la línea de volantes, asumiendo riesgos al notar que la Cerveza se refugiaba con todas las fichas en su mitad del campo, Argentinos encontraba una vía de escape para poder soltar a Niell del retroceso por la izquierda, y tratar de establecer con su rapidez la diferencia ante los grandotes del fondo quilmeño.
En el complemento, la nebulosa por la que atravesaba el mediocampo del local, lo fue estancando y achanchando. El sistema no le ofrecía variantes, y las individualidades no entraban en la sintonía de lo que el trámite del juego le pedía, ni la oposición férrea y sin concesiones que Quilmes proponía para rodear y proteger al 1.
Sánchez Prette jamás condujo ni advirtió los pálpitos por dónde buscar, y así, el todopoderoso Mercier, todo no podía hacer. Cortaba, cubría con coherencia el espacio vacante para no desbalancear a su equipo. En la vereda de enfrente, Caneo iba a pila, cuando el resto de sus compañeros se jugaban la patriada a 220. Lo pudo haber ganado Quilmes, con paciencia y siendo cauto para leer cuándo romper con los volantes recluidos para la marca. Pero JJ Moralez, desperdició 2 claras abajo del parante, esas que un 9 no debe errar. Dio la impresión de haber podido ser para la visita sobre el tiempo cumplido, pero quedaron parda por la intrascendencia, y porque, por más que quieran y pongan todas sus energías, para tanto no les da.



IVÁN ISOLANI
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