21:10 SÁBADO DE SUPER ACCIÓN

"Giros, existe un cielo y un estado de coma" afirmaba Fito Páez en uno de sus más recordados temas. Y a eso me sobrevino este lujurioso empate entre la Lepra y Huracán en 3 en el Marcelo Bielsa. Y eso que el cantante es rosarino, pero Canaya de pura cepa, pero por el trámite del encuentro, en donde al os 3 minutos Ñuls ya estaba arriba en el marcador. Lo ganaba cómodo, y en una ráfaga el conjunto de Parque Patricios lo dio vuelta, y por conformidad o miedo a quedarse sin nada, se replegó y el rojinegro llegó a la igualdad. De juego asociado, poquito, pero por lo menos fueron un buen aperitivo para la tarde.
Dormido Salía Huracán a la verde grama. Apenas 3 minutos transcurridos, cuando el pibe Díaz sacó rápido un lateral para Mateo a espaldas de un Kevin Cura vaya a saber haciendo qué, y como venía el Pomelo mandó un envío que superó a todos los componentes de una defensa desacomodada, y le cayó al Taca Bieler, que de primera la empalmó casi de volea para marcar el tanto Leproso. Demasiado pronto se equivocaba el fondo Quemero, pensando en el tenor de su situación con el promedio.
Ñuls era absoluto dominador. Porque tenía la pelota, de la voluntad de Bernardi o de Mateo, siempre bien ubicados en la cercanía del círculo central, las salidas eran puras y armónicas. El triángulo lo completaba, un poco más adelantado, el joven Tonso, que se mostraba movedizo y gambeteador y hacía lo que más enriquecía cualquier acción del volante, tocaba y no se quedaba, sino que buscaba el claro para romper con el doble pívot central de la visita. Con la frescura de Díaz y al habitual empuje del paragua Estigarribia, los de Sensini mandaban y sometían a un Huracán que no hacía pie.
A los 24', un centro bombeado de Sperdutti, que todas las casacas blancas se quedaron esperando que cobraran offside, pero de atrás apareció el defensa Fideleff, que apenas alcanzó a desviarla con su rubia melena para descolocar a un Monzón que iba saliendo indefenso al bulto. Pompei se relamía por entrar, porque su equipo no defendía bien, con Britez Ojeda y Battaglia sin ser recuperadores, ni tampoco encontraban los caminos como para ser los encargados de validar el volumen de juego del medio hacia arriba.
En el trámite, la Lepra justificaba plenamente la diferencia ante un Huracán perdido en el campo, y pagando caro los gruesos errores de concentración. Vaya a saber si el desgaste hecho en los primeros 30 minutos, si la conformidad del resultado de uno, y la urgencia de salir a buscar sin especulaciones del otro, fueron equilibrando la balanza. Battaglia se hacía más fácilmente del balón, y entraba más en el circuito el Chaco Maidana para llevar mayor inquietud por su gambeta.
El Quemero, sin haber tenido profundidad ni peso arriba, y hasta me animo a asegurar que no había inquietado el arco del Flaco Peratta, sacaba máxima rentabilidad a 3 pelotas paradas y daba vuelta, casi sorpresivamente, un partido muy adverso. Primero Maidana, de tiro libre, buscó el ángulo más alejado de Peratta, y clavó un golazo por encima de la estirada del arquero, que poco pudo hacer. A los 41', un centro que poco peligro alojaba, pero la desvió Mateo y la pelota terminó metiéndose en la ratonera del Flaco. Y 3 minutos después, ante el desconcierto del local, todavía abombado por la remontada del Globito, Quintana se medió con todo al área pequeña, y de anticipo, puso el tercero.
Ya con Almirón acompañando a Bieler, Sensini devolvía a Sperdutti al viejo amor, el carril derecho. Más agresivo, y con el apoyo de la gente, la Lepra se acercaba, sin avasallar a su rival, pero con esperanzas de concretar alguna ocasión. A los 12', de un balón que no supo despejar la última línea quemera, le quedó a merced a Sperdutti, que la calzó de arrastrón y la cruzó con potencia, imposible para Monzón.
Newell's continuó presionando, adelantando líneas y hombres para poder torcer el destino de empate. Sabía que el empate mal no l caía a Huracán, y más con la salida del Roly Zárate para que ingrese un volante. Sensini tiraba toda la carne al asador con los cambios, para darle aire y presencia en los metros de la verdad.



IVÁN ISOLANI
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