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El Rojo de Avellaneda se despertó, finalmente tuvo la efectividad que estaba necesitando y goleó a Newell’s con un contundente 4 a 0. Independiente venía de 13 fechas sin conocer la victoria, la última había sido en el clásico con Racing, y empezaba a mirar cada vez más de cerca la zona de promoción pero, para alivio de los seguidores del Diablo, se recompuso y respira con un poco más de tranquilidad.

Si bien el público en la semana apoyó 100 por 100 a los jugadores y al técnico, Antonio Mohamed, el clima en el estadio era denso, había que ganar si o si, eso lo sintió el plantel y jugó el partido como una verdadera final. A los 3 minutos, se puso arriba en el marcador. Remató Parra de media distancia, Peratta no controló bien el tiro, Nicolás Cabrera capturó el rebote y la colocó sobre el palo más lejano del arquero. Pasaron tan sólo 8 minutos y el volante ex Gimnasia de La Plata volvió a dar la nota convirtiendo el segundo gol. Disparó desde afuera del área, el balón pegó en el defensor Schiavi y agarró a contra pierna a Peratta.

Hilario Navarro no tuvo sobre saltos en el encuentro, el conjunto rosarino intentaba atacar, llegar al arco rival, pero la seguridad del mediocampo y la defensa de Independiente nunca dejaron prosperar los intentos del equipo de Sensini. A los 24 minutos, el elenco del “Turco” Mohamed sentenció el encuentro y el Libertadores estalló. Pellerano toco rápido para Cabrera, el volante con un gran pase atrás habilitó a Silvera y el “Cuqui” colocó la pelota pegada al primer palo, inalcanzable para el arquero del conjunto de Rosario.

A pesar de los cambios realizados por Sensini en el segundo tiempo, el equipo de Avellaneda siguió con la misma solidez y Newell’s nunca supo cómo superar esa gran muralla roja liderada por Eduardo Tuzzio, de impecable actuación en la mitad de cancha. Independiente superó ampliamente en todas las líneas al equipo de Rosario, quien nunca le encontró la vuelta y para colmo al minuto 34 recibió el cuarto cachetazo. Exquisita habilitación de Cabrera para mejor definición de Jairo Castillo, el colombiano la tocó sobre Peratta y la cancha definitivamente explotó de alegría.

El Rojo de Avellaneda aún está vivo, con perfecto orden en sus líneas defensivas y efectividad en sus delanteros. Independiente se recuperó y logró sacarle más luz de ventaja a la zona de riesgo en la que estaba metido.

CRISTINA LA ROSA