23:55 SE LO MANYÓ

Era una final. Y así la jugaron. Se dieron, protestaron todo, y apelaron a artes bien rioplatenses para intentar llevarse algo más en todos los tiros. Pero los goles se hacen, y pese a haber resistido con un esquema conservador, no le alcanzó al Expreso Tombino en un Centenario que ardió. El Manya, golpeando en los momentos justos, logró 3 puntos que cotizan en bolsa para sacar pecho en el Grupo 8 d la Libertadores, y depender exclusivamente de sí mismo. Juan Manuel Olivera, con la puntita y el moreno Freitas le dieron la victoria al Carbonero que no ni no, mientras que Rodríguez en propia meta había igualado las acciones transitoriamente.
Sin tanta elaboración, y con superpoblación en la mitad de cancha, el partido se tornaba áspero, ruidoso desde la fricción. Metía Damonte, contraponía Domingo y Freitas batallando para Peña. Pero de buen juego, apenas unas pinceladas del inoxidable Tony Pacheco, que con su buena pegada y certera ubicación en el área, era una buena compañía para Olivera en la ofensiva. De esa gama de jugadores carecía Godoy Cruz, porque Villar no pisaba tanto el área de Sosa, y la noche de Carlos Sánchez no fue del todo lúcida, sobretodo en el entramado y la elaboración del juego.
La monotonía del juego la rompió el pie derecho de Olivera. Que se pescó una pelota muerta que Tito Ramírez, el hombre libre en las pelotas paradas en contra, no supo volear y, entre la salida apresurada de Torrico para achicar el ángulo de disparo, y la lucha titánica entre Russo y Olivera, terminó imponiéndose la polenta del grandulón para mandarla a guardar. Rugían las casi 75 mil almas de negro y amarillo en las tribunas, sabiendo que ese gol valía y mucho.
Godoy Cruz encaró el complemento, con la obligación de saber que esta derrota lo dejaba muy mal parado en el grupo, sabiendo que debe cerrar su participación en la altura de Quito ante la Liga. Le fue rodeando más la manzana al solitario Rubén Ramírez. Da Silva mandó al verde césped al zurdo Rojas para que lo asista por la vía aérea, y más el manejo e Donda y Damonte en coproducción, la cosa mejoraba.
Hasta que, el Manya caía casi sistemáticamente en la tonta infracción cerca del área, que Donda por fin ejecutó un tiro libre de esos venenosos, y entre la indecisión del arquero Sosa de salir a cortar un envío a plena zona chiva, y el salto de Darío Rodríguez que lo anticipó, terminó en un autogol del ex Schalke 04.
Esa igualdad dejaba sinsabores compartidos. A Peñarol le imprimía una presión impensada, y al Tomba lo seguía dejando en la indecisión de un cierre más que bravo. La entrada del Lolo Estoyanoff refrescó el andarivel derecho, y pese a tener que sacrificar a un volante como Matías Mier, el DT Diego Aguirre entendió que el partido se ganaba por las bandas. Con el aporte de Jonathan Urretavizcaya arrancando como falso volante izquierdo, Peñarol sufría en defensa, pero si enganchaba alguna contra, con estos rapiditos por las bandas podía lastimar.
Justamente, Estoyanoff dribleó y armó una excelente jugada, con un caño a Zelmar García y cuando enfrentó a Damonte pegado a la última línea, mandó el centro de la muerte para la aparición de Nicolás Freitas, que definió de zurda al medio del arco, pero aun así marcó el segundo.
Ya con la ventaja a su favor, el Carbonero se dedicó a conservar el resultado, y tratar de ir a la pesca con el adelantamiento de Godoy Cruz. El botija Navarro para compartir el área con Ramírez, pero nada más que en intento se quedaba la visita.
El grupo más peleado de la copa va llegando a su fin, y las preliminares arrojan que Peñarol, con estas 3 unidades, sólo depende de sí mismo. Mientras que Godoy Cruz deberá rezar que entre Independiente y Liga de Quito le den una mano y luego, en la última fecha, no perder en la altura ecuatoriana.




IVÁN ISOLANI
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