El conjunto de Caruso Lombardi se convirtió en uno de los grandes protagonistas de la jornada al frenar en Liniers, nada menos que el cómodo andar de Vélez. Fue un 3-2 emotivo y vibrante, en el que el Cervecero le supo sacar el jugo al cansancio de su rival y nunca renunció a atacar, mientras que el Fortín padeció la presión, sus propias falencias defensivas y hasta un poco de mala fortuna para ceder los puntos y posiblemente la punta.
Bernardo Romeo fue el primero en avisar con un cabezazo que Marcelo Barovero controló en dos tiempos, de todas formas una última línea atenta y apoyada desde el mediocampo se encargó de que el conjunto de Ricardo Gareca no pasara demasiados sobresaltos. En la faz ofensiva velezana volvieron a destacarse Ricardo Álvarez y los siempre valiosos Maximiliano Moralez y Juan Manuel Martínez.
El cuadro quilmeño, que para la puntada final recurría demasiado al centro, volvió a amenazar con un cabezazo desviado de Enzo Kalinski, pero a los 38 minutos el Fortín fue más certero. Emiliano Papa avanzó por izquierda, saco un pelotazo cruzado para Héctor Canteros y el mismo cabeceó bombeado al segundo palo y la pelota pasó con precisión por sobre la estirada del arquero Hernán Galíndez.
El inicio del complemento fue el mejor momento de Quilmes, de la mano de un Miguel Caneo enchufado y bien acompañado por Francisco Cerro. El 10 del conjunto del sur fue el primero en exigir a Barovero, mientras que a Vélez le costaba reaccionar. Hasta que, a los 19, tras un córner desde la derecha Caneo supo aprovechar un rebote de Barovero para igualar el encuentro.
El tanto motivó a que Vélez intentara salir con todo, jugándose a conseguir la ventaja y dejándole más espacios atrás al rival. Fabricio Fontanini cabeceó alto y, en la más clara, Álvarez remató al palo izquierdo de Galíndez. Pero en un minuto y en dos contraataques, todo fue a pedir de Quilmes. A los 35, el ingresado Pablo Vázquez quedó mano a mano por la derecha y definió bajo ante la salida del arquero, y a los 36 otro ingresado, Martín Cauteruccio, escapó por izquierda, quedó cara a cara con Barovero y metió el pase al medio para que Vázquez volviera a aparecer para definir el cotejo.
Enseguida, Garnier vio la tarjeta roja y el local intentó paliar su desconcierto con una búsqueda desordenada. Álvarez volvió a amenazar sin puntería y, en el descuento, el ingresado Agustín Vuletich anticipó de cabeza un centro de otro llegado del banco, Augusto Fernández, y descontó ya sin tiempo para ilusionarse con un milagroso empate.
Finalmente el resultado premio la constante ambición ofensiva de Quilmes, el cual sumo su segunda victoria al hilo y sueña con salir del descenso directo. Por el lado de Vélez, quien esta vez fue ineficaz y sintió el trajín de partidos acumulados entre Copa y Torneo, el 3-2 final le significó poner en riesgo la punta.
CRISTINA LA ROSA
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