11:24 SOBRE EL FINAL, SE DERRUMBÓ EL CASTILLO

Venía haciendo un partido de excepción, cortando todos los circuitos del rival con mucha solidaridad colectiva y entendimiento de la situación. Pero, los últimos 15 minutos fueron un verdadero suplicio, porque el desgaste, la altura, fueron los causales de que Argentinos fundiera biela y no viera con impotencia, como se le escapaba una chance de oro para abrochar su pasaje a Octavos. Mientras que las Águilas desplegaban sus alas y daban un vuelco a una noche que lo tuvo muy por debajo de sus producciones, por la cantidad y calidad de jugadores de buen pie en la formación titular.
El objetivo inicial del Bicho era alojar el balón de los potenciales buenos creadores de América, como Nico Olivera y el Rolfi Montenegro, dejando que manejen la pelota tanto Pardo como Rosinei, pero en las inmediaciones del círculo central. Los 3 de arriba se paraban en propio campo para hacer sombra en la salida del rival, y de los creativos se encargaban de seguirlos bien de cerca Pichi Mercier y Matías Laba.
Como los 2200 metros del D.F. suelen ser aliados del local, Troglio pensó un encuentro combativo en todos y cada uno de los sectores, con un equipo corto para ahorrar energías y esfuerzos y no conceder espacios del medio hacia arriba. Desde la voluntad y el sacrificio de los delanteros para cooperar en la recuperación, todo en lado de la cancha, y desde ese pressing, inducir al conjunto americanista a tener que avanzar con sus mejores calidades vedadas para recibir y armar el circuito. Así, el Bicho se plantaba con identidad bien detallada en el Azteca, y a partir de esas buenas coberturas, desplegar rápido a los carrileros y hacer la transición a posicionamientos en la ofensiva aprovechando que en el esquema de la Águilas, no había hombres definidos por las bandas, teniendo que retroceder Olivera y Esqueda para equilibrar el sector medio.
En el amanecer del complemento, la figura del semestre aparecía pero primera vez en la noche con todo su esplendor para dar el transitorio golpe. De un córner de Prósperi, por el primer poste picó el enano Franco Niell, que ya con la carrera le sacó un par de pasos a Oscar Rojas, y con un gran cabezazo bombeado, descolocó al Memo Ochoa para abrir el marcador. El pequeño de apenas 1,65 sacaba máxima rentabilidad en la altura mexicana. Paradojas que sólo el fútbol puede albergar.
El trajinar comenzaba a pasarle facturas al Bichito de la Paternal. Mercier ahogado, ya no combatía palmo a palmo, sino que esperaba más replegado, los hombres por los costados se aferraban más al repliegue para formar una línea de 5 atrás. Mientras que el América trataba de imprimirle ritmo a sus avances, aunque elegía mal las decisiones. Hasta que, el cansancio provocó que el Pichi no pudiera levantar las piernas del piso para perseguir el adelantamiento de Cervantes, que con tiempo habilitó, un poco larga, al botija Vicente Sánchez, que confió en su velocidad y, antes que se perdiera por el fondo con el control de Navarro, la punteó al medio del área para que Matías Vuoso pusiera el empate sin oposición.
Quedaban 15' y había que resistir. Sin el balón, y con el motor fundido, tenía que lamerse las heridas y subsistir ante una tromba como las Águilas. Las piernas que no abundaban, hacían que los de amarillo llegaran un instante más temprano que los de colorado, que sólo podían cortar la rotación del balón con infracciones. Faltando 8 minutos, un tiro libre desde la banda izquierda con mucho veneno, para que desviara su trayectoria el recién ingresado Daniel Márquez. Se veía venir. Con esta derrota, Argentinos continúa al dente en su peregrinación por cruzar la vía de los grupos. Todo tienen chances de clasificar. A hacer números, conjeturas y posibles combinaciones.




IVÁN ISOLANI
abetsen@gmail.com