13:29 UN CONDE MALLORQUÍ EN GODÓ

Fue de mayor a menor y de la paridad a la intensidad el match. Comenzó para partidazo, con pocas diferencias como la principal actriz. Pero a partir de los errores en el tercer game del primero, Ferrer se fue cayendo y Nadal apretó el acelerador con su muñeca y su mente. En el segundo, el valenciano mostró sus mejores golpes y carácter, pero la lesión que arrastra en su gemelo izquierdo, y las dudas en el momento de la definición del set, le dieron la chance al mallorquí, que no la desaprovechó, y no vaciló para levantar un 4-2 y ganarlo 6-4.
Dos tipos de la tradicional escuela española de polvo de ladrillo, con la lectura de los piques impecable, y pasos de reajuste para nunca quedar mal ubicados. Nadal llegaba a esta final sin haber cedido un set, cosa que se mantendría en este encuentro, y Ferrer viene con la confianza de muchos triunfos en el lomo en lo que va del año.
Ferrer arrancó sólido, confiado en cada peloteo, preciso en la búsqueda con su derecha y sin grietas para encontrar, desde su revés cruzado a dos manos, un modo de exigir a Rafa y preparar el punto para definirlo con la potencia de sus piernas y el calibre de su muñeca. Nadal, en el comienzo, no podía acomodarse ante las variables de potencia y angulación que el valenciano ejecutaba, porque enfrente había uno del mismo biotipo y con similar manual de armamento y soltura de brazo que él.
Pero temprano, Rafa logró el quiebre para ponerse 2-1, y de ahí en más, la facilidad de golpes y el patrimonio de los puntos fue completamente de su autoría, in crescendo la puntería de Ferrer, que sólo se podía defender y tratar de estirar cada punto. El mallorquí fue acelerando con su drive, preferentemente en la cancha, todo lo opuesto a su rival, que sólo podía pegar en movimiento y obligado a hacer constantes ajustes en sus golpes de contra.
Ferrer tuvo su chance de levantarse de las malas condiciones del partido, que se le venían dando, cuando se hizo con el saque del número 1 del mundo, pero cuando tuvo que confirmarlo, no paró de equivocarse y volvió a concederle la oportunidad a Nadal de cerrar la primera manga con un 5 a 2. Cuando Rafa no encontraba solidez en los rallys, lo salvaba el saque, consiguiendo aces o forzando la devolución para matar con su derecha. Así, se adjudicaba el set inicial por 6-2 en 39 minutos de juego.
El segundo set no comenzó diferente para el preclasificado número 4 del torneo, sino que fue una extensión del ya terminado. Nadal machacando con su amplia gama de tiros, con bajo porcentaje e yerros, mientras que este Ferrer no era el mismo que ayer se jugó todo ante Nicolás Almagro en las semis. Errático, acusando stress ante la acumulación de malas decisiones. A partir del 0-2 en contra, Ferrer apostó a la profundidad de sus golpes. En permanente búsqueda de las líneas, no especulaba, sino que tiraba a mansalva y, a partir de atacar asumiendo riesgos, forzó a Rafa, que entró en un pozo y perdió 4 games de manera consecutiva.
Eran pocos los momentos en los que el mallorquí encontraba el respiro para imponer su estrategia, conformándose con simples muestras de sus contragolpe basados en su potencia de piernas, porque el resto o eran aciertos de Ferrer, o errores no forzados de Nadal. Pero es Rafa, y toda vacilación él la toma y vuelve al partido de la nada. Pasó de un 2-4 a un 5-4, basado en la merma física de Ferrer y en las dudas para tomar el toro por las astas. Nadal apretó desde la combinación potente de golpes, y se llevó la final en 1 hs 48'. Fue 6-2 y 6-4 para el rey del ránking ATP.

 

 
IVÁN ISOLANI