21:23 LA DOS CARAS DE...

Y Liga es así. Es ya sistemático lo del conjunto quiteño. Se permite arrancar los partidos flojo, sin dar señales de por dónde puede intentar someter al rival. Pero en el complemento, sabe que la altura hace que indefectiblemente merme el rendimiento del contrario, y su rendimiento crece instantáneamente. Con este hecho directamente proporcional, la Liga Deportiva Universitaria de Quito deshizo en apenas un tramo de minutos del complemento, todo lo que en la primera mitad había carecido. Barcos, de un nivel superlativo en la segunda mitad, fue la clave para que los dirigidos por Edgardo Bauza culminaran primeros en el Grupo 8 de la Libertadores. Independiente ganó en el Centenario uruguayo, pero aun así, no le alcanzó. Ambos conjuntos nacionales, out.
El Tomba llevaba la empresa con cierta calma en los primeros minutos. Liga parecía embarullarse a medida que se iba acercando a los tres cuartos rivales, porque Bolaños no gravitaba en toda su dimensión, a Barcos le costaba encontrarse con la latitud del balón, y porque el generador de juego, Ezequiel González, no estaba tan claro y fino para dilucidar por dónde encontrarle la vuelta al fondo tombino.
Hasta que Carlos Sánchez tuvo resto, y Villar tenía la chance de dominar el círculo central, Godoy Cruz planteaba el encuentro lejos de Torrico. Navarro arriba se mantenía al margen de las acciones, pero aun así le alcanzaba al equipo de Da Silva para jugar a espaldas de los contenciones y poder armar sociedades para progresar en el campo.
Pero el castillo se derrumbó ni bien sonó el pitazo del inicio del complemento. A los 2 minutos, una buena jugada de Hernán Barcos por la izquierda de su ataque, que pudo girar ante Sigali para desairarlo dentro del área, y antes de malgastar la ocasión, mandó un centro de arrastrón que surcó por lo bajo ante la mirada de Torrico, que vio como a la par que se le iba alejando de su posición, se iba acercando a la carreara de Luis Chucho Bolaños, que sólo tuvo que empujarla.
Lida era otro. Apretaba más arriba, se abastecía de los primeros signos de cansancio del Tomba, y, con Barcos como estandarte de una ofensiva sin referencias para los del fondo, componían la ecuación anti clasificación de la visita. Barcos se tiraba a los costados y así, no sólo que entraba en la gama de toques del equipo, sino que le permitía jugarse la personal y guapear. El segundo y sentenciador tanto llegó de esta manera, con el punta recibiendo en tres cuartos de cancha, y casi en soledad, se armó su unipersonal gambeteando con un chiche a Sigali, y con la misma facilidad y potencia, hizo lo propio con Villar y definió casi sin ángulo por encima de la humanidad del arquero.
Ya sin ánimos ni mucho menos piernas para sacrificar, Godoy Cruz veía cómo se le escapaba la chance de aspirar a algún acto de rebeldía. Llegaba tarde a las divididas, y quedaba pagando ante la frescura que demostraba el rival. Con la roja a Carlos Sánchez, definitivamente decía adiós a una mínima oportunidad.



IVÁN ISOLANI
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