20:08 DÍAZ DE VICTORIA


Lo festeja como un campeonato, como un premio que no sólo vale 3 puntos, sino más aire y tranquilidad y tratar de enfocar la mente en otra cosa que no sea la zona roja de la tabla de los promedios. Y además, porque se cargó al puntero del torneo, que tuvo la cabeza lejos de Victoria y lo demostró primero con los actores que eligió Gareca para salir a jugar, y luego con el rendimiento. Este Tigre, que no dejó derecho a remontar en ningún momento al rival el resultado, no se amedrenta ante el pánico escénico de la promoción y sea quien sea el que esté enfrente, muerde, aprieta y busca ganar.

Partido de ida y vuelta La zona central era un peaje por donde el doble pívot local de Teté González y Castaño no lograban descifrar los movimientos, del Mago Ramírez, que siempre recorría el campo con la mirada periférica siguiente a sus socios. Ricky Álvarez, que su punto de partida lo tenía como un volante más retrasado, pero con libertad para desprenderse a los espacios vacantes, y al Burrito Martínez, rotando y yirando por ambas bandas.
Como Álvarez tendía a alejarse de la izquierda de Tito Canteros, el volante central se debatía sólo en su premisa por contener los avances de Moralez, unos metros más adelantado de la línea de 4 medios, y cuidar que Tobio y Ortiz no quedaran a trasmano y expuestos a tener que salir a cortar lejos de Stracqualursi, la única referencia empírica que Tigre presentaba en la ofensiva.
A los 23', la falta de modos para ir a buscar la pelota del improvisado Iván Bella, que dentro del área levantó la zurda imprudentemente y conectó a la altura del pecho al Pato Galmarini, le permitió al matador que tiene el ídem en su plantilla, Dennis Stracqualursi, decretar la apertura del marcador con un remate bajo, que se le hizo imposible de detener al oficinista Barovero. En un partido de corte sencillo, sin tener un dominador exclusivo y con nombre y apellido, la pena máxima era juez y parte en el norte de BA.
La imprecisión resentía toda forma, modo o concepción que el Fortín tomara como camino para llevar el balón a las zonas aledañas a Islas. El circuito de juego ya se iniciaba con deficiencias, porque Canteros, en soledad, no podía con la amplitud del terreno, Ricky aportaba a la causa pero lo de él era mejor con la pelota en los pies que teniendo que recorrer metros cubriendo huecos y marcando. Por las bandas, Díaz y Bella se unían al andamiaje ofensivo, pero sufrían a Leone y a Galmarini en cada contra, entonces, la conexión entre Ramírez y los dos de arriba a veces se quedaba sin señal.
En el complemento, el local volvió del vestuario relajado y conforme con la victoria, y el Vélez de recambio lo hizo buscando la tan ansiada igualdad. Con Ricky decididamente más abocado a funciones ofensivas, acompañando unos metros más adelantado a Ramírez, junto con la cercanía del Burrito, armaban un cónclave más que interesante para abastecer a un Guille Franco poco conectado con el resto. Hasta que, en dos minutos, la alegría y el disfrute del empate, con un terrible bombazo de Álvarez, que inició su periplo como volante por la derecha, y cortando camino hacia el centro con una diagonal, probó de zurda desde 30 metros y la metió pegadita al poste de un Islas que voló para la foto pero jamás podría haber llegado ante semejante disparo. Vélez volvía a respirar, pero no llegó a disponerse a realizar la digestión, que el recién ingresado Gastón Díaz, desbordando por la derecha ante Bella, sacó un centro envenenado que descendió con furia inusitada y fue ingresando por el primer poste, justo cuando Barovero había hecho el paso de ajuste para salir a buscar el envío al punto del penal.

 

 
IVÁN ISOLANI