17:49 CON AUTORIDAD

En la irregularidad de este torneo, en donde los equipos muestran tantas caras y tantas realidades, alimentadas por los resultados de turno, Boca mostró en su constante electrocardiograma que hay algunas señales y algunos indicios de equipo, ante un Argentinos que dio un paso atrás en su juego ágil y ofensivo. Martín Palermo y Román Riquelme, en la primera etapa, fueron juez y parte en una evidencia más de lo que es ya una realidad, la ciclotimia y los continuos vaivenes de todos los componentes del Clausura.  
En la primera que Mouche tuvo espacios para desarrollar su gambeta, lo encaró a Gentiletti y, cuando tuvo que definir, lo hizo con la derecha al cuerpo de Navarro, que no pudo retener y, en el rebote apareció Palermo, que como pudo la cabeceó y la terminó metiendo. No había habido ningún indicio, pero así es este Boca, así es Palermo. A partir de acá, Argentinos no se hallaba, y Boca, sacando provecho de la confusión de esta confusión, jugaba lejos de su arco y, controlando el trámite desde el ben ida y vuelta de Colazzo y Chávez por las bandas, y con Mouche le sobraba confianza para llevarse a los defensores a la rastra.
Encima a los '20, de una falta a Pochi Chávez en la puerta del área, Román se paró y cuando todos –propios y contrarios- pensaban que iba a buscar el palo de la barrera, engañó a todos y sacó un reate por lo bajo, que se metió por la zona monitoreada por Nico Navarro. Boca era efectivo como pocas veces, y el Bichito de La Paternal tambaleaba con el 1-2 al mentón de la visita.
Somoza era patrón del círculo central, entre Colazzo y Chávez creaban las condiciones para que Román no tenga que retroceder tantos metros para tomar contacto con la pelota, y que obligaban a que los volantes de Argentinos tuvieran que mantener mayoritariamente su posición de repliegue demasiado cerca de su arquero. Así, a Niell y Salcedo la línea de la pelota le quedaba a trasmano, y al no entrar en el circuito de juego del equipo, veían cómo el Xeneize tocaba y se desplegaba con libertad en el pequeño reducto.
Cuando Román no estuvo en cancha, Argentinos pudo disputarle un poco más la pelota, pero cuando la tuvo fue todo histeria y confusión. Lo irresoluto en las contras del Xeneize, permitieron que el resultado gozara de una cierta economía.




IVÁN ISOLANI