23:03 LOS PLATINADOS SEAN UNIDOS



A Vélez le alcanza con apretar un par de veces el pedal del embriague. Con poner segunda tan sólo, le basta. El entremés medio que lo dejó relajado y ya con el cinturón desajustado. Pero, para no ser tildado como “un mal anfitrión” ante la multitud que rodeó la grama del Amalfitani, respiró hondo, hizo una pausa –provechito mediante- y se deglutió el plato principal en dos bocados. Los platinados, sean unidos, esa es la ley primera (del primero).
Las mieles del campeón, la fiesta antecesora al encuentro, los cambios de look y el saberse mandamás en este torneo que está finalizando, relajó al conjunto de Villa Luro. Despreocupado por haber logrado el objetivo, jugando con permanentes ovaciones a cada componente de este muy buen equipo, el Fortín encaró el encuentro tranquilo, sin presiones. Del otro lado Racing, que para no dejar el semestre con una enorme huella negra, debía ganar para poder ingresar en el lote de equipos que disputarán la Copa Sudamericana. Russo entendía que la mitad del campo, no debía ser zona de libre tránsito y de desfile para que se floree todo el abanico de variables que posee entre sus características Vélez Sarsfield. Doble cinco y más Toranzo, corrido a la posición de generador de juego, volviendo a la línea de 3 en el fondo, y dándole proyección a Licht y Pillud por toda la extensión de los andariveles.
Un pique al vacío de Hauche, a espaldas de Ortiz, bien ubicado por el Zucullini mayor, y cuando entraba ya en terreno de Barovero, definió con precisión al primer poste. La inconsistencia y las desatenciones en defensa que padeció todo el Clausura la Academia, involucrando las transiciones, en un puñado de minutos, desmoronaron el castillo construido y las ilusiones de desempolvar el pasaporte. Primero, por un error de Yacob, que arriesgó en una zona prohibida y perdió con Zapata, que transportó hasta quedarse sin pase posible, y apretado por Aveldaño, remató sin mayor dificultad para De Olivera, a no ser que la pelota se desvió en el pelado defensor y terminó metiéndose ante un arquero despatarrado descolocado.
El segundo, 3 minutos después, sí se tuvo la estampa made in Vélez en el dorso. Con una pared entre Moralez y Silva, que en el momento justo cedió para Augusto Fernández, que primereó a Licht en la diagonal, y colocó su remate pegadito al palo.
La incandescente forma del circuito de juego que presentó Racing –una constante en el último tiempo-, sin una usina generadora de fútbol para poder alimentar a los costados con su empuje, y poder darle sustento a la presencia de Lugüercio y Hauche en la ofensiva. Vélez no retrocedía haciendo bien la cobertura de los espacios, y muchas veces, como Zapata se desprendía, sólo quedaba Tito Canteros para tener que aguantar la minoría en la contención. Pero claro, tanto Toranzo como alguno de los otros volantes que rompían de esa línea media, no usufructuaban la utilización del balón, la faz ofensiva de la Academia guiñaba como un semáforo que no anda. No por nada, este mismo equipo es el que computa 10 caídas en 19 disputadas.





IVÁN ISOLANI