23:07 UN HÉROE INSPERADO



No interesaba jugar bien, sino ganar como sea. Cabeza fría y corazón caliente. Así lo jugaron Quilmes y Olimpo, que sacrificaron la buena utilización del balón, pero no escatimaron en dar un espectáculo no apto para personas con problemas cardíacos. Con una escapada del chiquitito Rolle, al Aurinegro le alcanzó para sacarse encima el karma de la Promoción. Ibáñez, de desconocido paradero pero de gigantesca participación para sacar todas. Quilmes, de pie, como se debe.
El Cervecero, desde la iniciación del juego, salió a quemar las naves, a someter al rival. Caneo usaba la banda como punto de partida, porque había elegido instalarse por el centro para recibir de frente al arco y ser la compañía para Cauteruccio. La cerveza no podía especular, no tenía margen. En la primera ocasión que la visita tuvo espacios para desarrollar una contra, la fortuna hizo que el cierre de Corbalán ante la inminente presencia de Maggiolo, y le quedó a Rolle, que con tiempo lo esperó la salida desesperada de Trípodi y se la cruzó par marcar el gol que, como venía pintando la tarde, salvaba al bahiense y hundía a River en zona de Promoción.
De aquí en más, Olimpo decidió guardarse en su mitad del campo, aguantar rodeando la zona de Tombollini -luego reemplazado por Ibáñez- con las dos líneas de 4 bien hundidas y juntas. Maggiolo, en soledad, corría a los centrales adelantados casi hasta el círculo central, y Rolle, gran colaborador, se metía en la lucha corriendo al portador del balón.
Olimpo se defendía realmente mal, con su gente moviéndose según el imán de la pelota y dejaban a los receptores de los permanentes e innumerables envíos al corazón del área. Tan sólo sostenía el cero, porque encontró en la enormidad del desconocido Íbáñez, que con sus manos y todas su contextura física al servicio para mantener a su equipo vivo y en la superficie de todo.




IVÁN ISOLANI
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