21:36 LAMELA A MÍ




Es la bandera del equipo. La creación, el desequilibrio, el que uno espera que le aporte el vértigo a este combinado. En la primera etapa, demasiado sólo y rodeado de camisetas verdes y pocas propias, pero en el complemento, con la entrada de Iturbe, se liberó de la presión de los volantes y con espacios, sacó a relucir toda su jerarquía y su caudal para conducir al piberío a una victoria importantísima en el debut del mundialito en Colombia.
Desde el esquema inicial, con dos líneas de 4 poco desmontables, el Coco quedaba demasiado aislado por delante de esta estructura, y ni hablar del punta Ferreyra. Entonces, el seleccionado mostraba sus verdaderas intenciones. Tratando de hilar lo más prolijo posible la circulación del balón, tarea del 10, se notaban las fallas, la individualidad por sobre lo colectivo.
Si no se desprendía nadie de ese panal medio para respaldar al hombre del equipo, el crack debía morir en unipersonales que, en la primer etapa, eran devorados por la superioridad escalonada de los hombres mexicanos.
El Tucu Pereyra se ofrecía como una alternativa por el sector izquierdo, para hacer más ancho el terreno y provocar profundidad con sus corridas, pero en soledad. Todo bajo ese rótulo. Así, con basto aire de previsibilidad y tibieza, del medio para arriba faltaba frescura para encontrar variantes y explosión para generar espacios. El Chucky Ferreyra peleando y tratando de forzar la salida, pero hasta así su contraprestación.
Iturbe surgió necesariamente como el gran remedio para un gran mal. Con su velocidad y su verticalidad, se proponía como un gran socio para Lamela y poder romper con la apatía general del equipo. No sufría en propia meta, pero tampoco forzaba en la contraria. Ni fu ni fa. Ni blanco ni negro. Gris.
Con espacios y aprovechando una pared de primera construida con Alan Ruíz para sacarse de encima la presión del capitán Enríquez, Lamela encaró 25 metros con el balón dominado a una defensa en pleno retroceso, y en la puerta del área metió un puntazo cruzado que fue a parar al fondo de la red. Sacándole máxima rentabilidad a esa impronta para encarar, y siendo punzante, el Coco Lideraba a la Nacional a un triunfo de oro en el debut.
Los minutos que restaron, los aguantó bien plantado, con la dupla de centrales millonarios Pezzella y González Pires, con la sobriedad de Ruíz para adaptarse a la posición de volante central, en cooperación con Pereyra, y esperando alguna contra con Iturbe y Lamela.



IVÁN ISOLANI