21:55 PENA MÁXIMA


Los pibes e Perazzo pasaron de tener la tanda de penales casi servidas, a quedarse afuera del torneo. En los 90 y en el alargue terminaron igualados en 0 ante un seleccionado portugués demasiado amarrete. Para el análisis quedará el planteo inicial, las variantes del entrenador que, a diferencia de lo ensayado, retrajeron al equipo y le quitaron la llama para decidirse a romper con la férrea marca del rival.
El partido estuvo clarito desde su inicio. Los 11 de Portugal en propio campo, detrás de la línea de la pelota, cuidando cada sector, y tratando de imponer superioridad numérica ante la escasez de hombres que lanzaba la Argentina en la ofensiva. La primera línea de oposición se ubicaba por detrás del círculo central, con los 4 volantes en línea bien plantados unos metros más adelante que los del fondo, regalando el primer pase a Laba o Battaglia, pero custodiando a los posibles receptores, que se perdían fácilmente como opción por no rotar.
Se imponía, en el combinado de Perazzo, el implementar una marcha más, un plan b para alternar con el buen manejo, criterioso, de los contenciones nacionales. Lamela, polo de atracción de propios y extraños, recibía muy lejos de su zona de influencia y, cuando intentaba levantar la cabeza para trasladar, tenía algún hombre luso cerca para molestarlo. Amén del individualismo que mostró el ahora jugador de la Roma italiana, siempre eligiendo la gambeta y la apilada espectacular por sobre la descarga.
Los costados, poco empleados, Argentina cayó inevitablemente en el embudo propuesto por el combinado europeo, donde la cantidad de defensores prestos y contraídos para la destrucción de la circulación, daba sus réditos ante el poco ingenio mostrado por los pibes albiceleste.
En el momento de arriesgar y tratar de ofrecer variables ante un oponente que en todo momento buscó primar el 0 en su arco, Perazzo y su mano para estancar al equipo. La entrada de Iturbe era prioridad, por su sprint y porque en los últimos metros hacía falta uno que rompiera ante los lentos centrales de Portugal, pero el DT otra vez se volcó por sacar a la única referencia dentro del área, el Chucky Ferreyra. Con esta variante, el seleccionado perdió presencia de peso por arriba, y alguien que estuviera parado para inquietar a la defensa. Iturbe enseguida se retrasó, buscando asociarse con Lamela, y así es como el costado ofensivo se diluyó completamente.
Buenos los intentos del Tucu Pereyra por derecha hasta que fundió biela, poniendo todo su físico en pos de hacer la banda y desdoblarse entre la marca y la proyección al fondo para intentar abastecer con centros a la poquita presencia que llegaba para buscar la ventaja dentro del área. Battaglia, cansado del trajinar, Lamela alternando unipersonales, pero sin romper con la apatía ofensiva, y Luque, hasta que salió reemplazado, había sido poco utilizado como variante para ser profundo por su sector.
En el alargue, ya con el encuentro partido y desnaturalizado a causa del esfuerzo extremo hecho en el tiempo reglamentario, sumado al calor elevado y una humedad intolerable, privó de energías para ambos lados. Apenas se vieron pases sin demasiada ambición, jugadores parados o caminando la cancha, y poco de acción en las áreas.
En la suerte de los penales, el enorme arquero de Lanús Esteban Andrada, conteniéndole a Danilo y a Roderick, le dio la chance a sus compañeros de poder ejecutar la tanda con soltura. Erraron González Pires y Ruíz, permitiéndole al conjunto luso llevar la definición a la serie de uno. Tanto zurdo en la definición, que llegó el turno para el lateral de Banfield Tagliafico, que intentó ubicarla arriba, pero el arquero Mika se arrojó y se la desvió a media altura. De tener casi cocinada la definición, a quedar afuera del torneo.    





IVÁN ISOLANI
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