22:56 LA UNIÓN HACE LA FUERZA


Un fortín para tapiarle todos los caminos al rival. Inteligencia y sacrificio para jugar desde, la autocrítica de mirarse al espejo y reconocerse inferior que el otro. Humilde y con disciplina para ejecutar un plan que involucraba muchas energías en el plano defensivo Se encontró sobre el final con una concesión de un Vélez impotente, y se lleva 3 puntos invaluables. El conjunto de Gareca, otra vez llegó hasta la puerta del área, y perdió efervescencia.
Los roles, de antemano, ya estaban bien definidos. Vélez protagonista, disponiendo a lo largo y ensanchando el terreno, y Unión con la premisa de correr para tapar huecos y neutralizar los caminos. Dos líneas de 4 rodeando la puerta del área del Beto Bologna, con poca salida y buen trato desde los del fondo, al tener todos origen de central.
De eso se enganchaba cada avance del Fortín. Papa, habitual contribuyente a la hora de percutir por la izquierda, lo mismo Augusto Fernández por el otro sector, pero se topaban con la estructura, poco flexible y rígida del andamiaje Tatengue, doblando esfuerzos y presencias para prevalecer en la empresa defensiva.
De Canteros para Zapata, o viceversa, que cuando levantaban la cabeza, no encontraban receptor que no estuviera tomado. Así era la construcción de la ofensiva, con mucho toque lateral para escaparle a la presión del equipo de Kudelka, que conseguía activar los anticuerpos a través de la buena disciplina táctica, y quitarle la necesaria inclusión de la profundidad en la ecuación de los ataques.
A la visita, mucho no le interesaba prenderse en la conversación acalorada por el protagonismo de las acciones. Su historia pasaba por la conservación de los bienes y no ambicionar nada más. Barrales y su voluntad para hacer el laburo sucio para entorpecer la salida, idéntico a Paulo Rosales, sacrificados a la hora de fichar para cumplir con la religiosa labor de retroceder para ocupar posiciones combativas.
Mientras más transcurrieron los minutos, las situaciones concretas se fueron espaciando, y del abanico de variables, Vélez caía en las mieles de la impotencia y de la desesperación, que siempre te conduce a ahorrar pasos y terminar chocando contra la pared.
Y a los 42’, los reclamos de la hinchada quedaron silenciados por la sorpresa. De la impaciencia al estupor. Tito Canteros se enredó en el círculo central,  y de la presión de Rosales salió el principio del fin. Porque, con la mayoría de los componentes abocados al ataque, el enganche santafecino la abrió para Barrales y persiguió su corazonada al punto de penal, lugar donde encontró el centro y, más entero, pudo prevalecer sobre un Barovero desarmado en el achique y meterse dentro del arco con pelota y todo.


IVÁN ISOLANI