16:00 MUCHA EQUI-VALENCIA



Dividieron tablas. Igualaron en todo. No hubo ventajas por ningún sector. Claro, cómo se puede pretender que, dos equipos que todavía no encuentran su microclima en el torneo, y que dentro de las circunstancias y argumentos, terminan sacando poco de lo poco. Vélez mostró una vez más que, los titulares –ausentes hoy- no tienen reemplazo de igual cuantía, y lo de Newell’s es esto, mucha dinámica pero poca variedad a la hora de concebirse como un todo.
Vélez, merodeado de cerca por los cambios, las lesiones y la ciclotimia en los rendimientos típica de estos tiempos, se movía desde la óptica de Tito Canteros. Desde él y por sus pies, pasaron todas las transiciones t toda la ideología del equipo. En los papeles, teniendo a David Ramírez en cancha, la sociedad podía dar dividendos positivos, aprovechando también la franja que quedaba a espaldas de Bernardi, pero el Mago eligió toda la tarde recorrer los metros más alejados del círculo central, reduciendo el margen de ganancia del Fortín.
Si Franco no es Silva, el pibe Vuletich no es ninguno de los dos. Mucho menos contrastar la productividad del enano Ramírez con la del Burrito Martínez. Sin los habituales nombres, la estructura, por mera improvisación, no alcanza para rellenar los huecos dejados por la cotidianeidad y la repetición. Sin una tendencia marcada, ni pistas absolutamente empíricas acerca de la preponderancia de uno sobre otro, se repartían el balón sin ninguna ambición.
Newell’s, diseñado para obtener dinámica desde el rápido paso a posiciones ofensivas, suprimiendo la zona media para tomar envión con la tracción de Noir y Sperdutti en los últimos metros, pero poco resultado le daba el buscar ese dinamismo.
Cada cual con sus limitaciones, con sus cruces a cargo, se dirimieron en lo que aspiran a ser, y lo que no les da el cuero. Figueroa, que había dado indicios en los primeros 15’ de ser el conductor de cada ataque, se desinfló y terminó navegando por las aguas de la intermitencia. Sperdutti, como carrilero por derecha, si se proyectaba seriamente buscando el desborde, cedía terreno a sus espaldas y dejaba un legado fértil para que el zurdo Bella ampliara el campo y profundizara por ese sector. Tanto él, como Feracutti, opciones hacia adelante o atrás, pero poco contribuyentes para la concepción del circuito de juego, con alguna sociedad en corto.
Los goles estaban en el banco. Y los dos fueron de similar factura, por el mismo sector. En una defensa de tres, las espaldas de los volantes externos son el punto flaco, y el envío cruzado a una zaga en línea, también. Canteros, con visión de juego y una puntería milimétrica, habilitó a Augusto Fernández, que picó al vacío ganándole la intención a Pablo Pérez, y definió cruzado ante la salida de Peratta. Y cuando desde afuera del campo llegaban reproches de impaciencia, directamente proporcionales al pobre desempeño leproso, Noir acertó una jugada y, encontró en su envío al moreno Carmelo Valencia por el segundo palo, que arqueó su cuerpo espectacularmente para centrar toda la fuerza en su cabeza y romperle el arco a un indefenso Barovero.
   


IVÁN ISOLANI
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