Se pincharon. Se maniataron. Se cuidaron. Se buscaron. Pero no salieron del 0 en el resultado. Las carencias fueron más en una tarde en donde situaciones hubo, pero pocas fueron gestadas a partir de la capacidad propia. Orden, equilibrio, poca rebeldía, en fin, actualidad plena de cada fin de semana.
Racing, más cauteloso con la presencia de Aued para reforzar el mediocampo, dejaba aislado a Teo entre los centrales, y con Giovanni Moreno flotando unos metros más atrás, buscaba llegar con el circuito fluido desde esa mitad de cancha poblada.
Este San Lorenzo más remozado, fresco, tenía la intención de llegar tocando, con Ramírez haciendo el ida y vuelta por la derecha, y haciendo la diagonal para poder juntarse con el Pipi Romagnoli por el centro. De esa sociedad dependía el alimento para Gigliotti, alojado preferentemente por el centro.
Situaciones hubo de sobra. Teo Gutiérrez tuvo en sus pies varias, que no suele desperdiciar, pero esta vez, o las manos de Migliore o su falta de puntería, hizo que la Academia se fue con los gritos de gol presos en las gargantas de los hinchas. El Cuervo también tuvo lo suyo, con Gigliotti haciendo estallar el travesaño con un derechazo de larga distancia y un cabezazo de Bottinelli en el complemento que peinó el ángulo opuesto, ante la mirada atenta del Chino Saja.
Mucho para trabajar por ambos lados. El empate refleja la paridad que hubo.
IVÁN ISOLANI
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