14:10 NO SUBESTIMEN AL CANALLA


Pocas veces se ve semejante furia exteriorizada en el buen sentido. Pocas veces se altera tanto la mente que se debe apelar al ADN y al sentido de pertenencia para poder llevarse puesto al rival. Será que cada vez pasa menos en lo que es un apático fútbol nacional, y este tipo de demostraciones de carácter son tomadas como islas en medio de un desierto. Central, con amor propio, con mucho sentido del ataque y, alentado por una fanaticada ruidosa, lo dio vuelta ante Instituto y, con esta victoria 2 a 1 en Arroyito, se monta junto a River Plate en la punta del torneo Nacional B.
En este tipo de partidos, tan emotivos, tan vivos. En donde los de adentro alimentan a los de afuera, y a su vez, le retribuyen con la complicidad de generar un clima temible. Levantar la cabeza y hablarse entre la multitud, grueso error.
Tremendo enfrentamiento entre Canallas y la Gloria de Alta Córdoba. Intenso. Vibrante. Jugado con mucha vitalidad. Son dos equipos que tienen en el vademécum la entrega y el despliegue físico. Peor en esta mañana, le agregaron garra, corazón, una enjundia para no ceder ante el ritmo del rival, que no aflojaba. Central fue un verdadero vendaval. Con la oreja mojada por el impensado gol de Fileppi, entendió que, en propia casa, estas faenas hay que tomarlas por el cuello sin mediar aviso.
Así salió a jugar el complemento la Academia rosarina. A no dar concesiones. A mandar en todos los sectores. Con argumentos, tomó sin preguntar la posesión del balón y el terreno. El uruguayo Mozo, exteriorizando desde la vergüenza deportiva, la pasión más hermosa por el club.
Primero fue el Loncho Paulo Ferrari de penal, que se encargó ponerle un estricto manto de justicia al resultado. Inconformista Pizzi, iba por todo. Regó el ataque de alternativas, aprovechando la expulsión de Franco Caneber, buscó y encontró rápidas y contundentes respuestas en cada sector de la cancha.
Y a los 40’, el premio tan merecido. No había podido pescar ninguna el goleador Castrillejos, hasta ese momento. Un centro de Ricky Gómez, que la peleó Ramiro Costa, y casi en la puerta del área chica, el 9 la empalmó de mediavuelta para rematar a Chiarini.



IVÁN ISOLANI