21:17 BUENA PRUEBA DE CARÁCTER



No sólo son 3 puntos. Es una muestra de carácter, de temple. Una victoria que cotiza en bolsa, justo para retomar la senda del liderazgo del torneo. Jugar cuando se pudo, por momentos presionando y dándole buen sentido a la fluidez del balón. Y cuando no, apareció la pelea bien entendida para defender con uñas y dientes el triunfo.
River arrancó la película con un elipsis de tiempo. Desde la resolución del problema, comenzó a cimentar el argumento. Lo perdía, y con justa causa. Porque en esos primeros 10 minutos, Huracán había salido decidido a tomar el toro por las astas. A domarlo y a faenarlo con la misma tónica del Millonario, presionando y arreándolo hasta su propio campo.
Los castados funcionaban a medida a la hora de someter no sólo a Ocampos y Sánchez, con la cooperación de los laterales llegaban hasta las puertas del área misma. La solidaridad para correr cubriendo espacios en la transición de defensa a ataque de Battaglia sobre Aguirre para tomarle por la fuerza la posesión y el dominio del círculo central. A los 7’, merecidamente, concretaba todo lo insinuado cuando Villegas se la robaba a Ferrero por la izquierda, y con Oviedo por el centro no pudiendo empujarla en la arremetida, apareció Machín tocando pito por el fondo, para empalmarla como venía y ponerla en la ratonera de Chichizola.
River no encontraba soluciones ni la rapidez mental para solventar el laburo en bloque de los cuatro volantes Quemeros. U justo en esa etapa del juego, cuando la Banda estaba digiriendo el impacto del gol, el pelado Aguirre hizo su entrada triunfal en el partido para dar vuelta la hoja e iniciar una nueva historia. Primero, anticipó un córner de Ríos y su cabezazo se coló por el ángulo más lejano ante la estirada inerte de Monzón. Y después, desprendiéndose del costado izquierdo de Cirigliano, persiguió una corazonada y, con un movimiento símil chilena, empalmó un centro de Vela y dio vuelta el resultado.
Desde la resurrección goleadora, apareció todo el argumento y los basamentos colectivos del mejor River. Pressing para ahogar al rival en el mediocampo, comandado por el doble laburo de Sánchez y Aguirre, verdaderos pacmans tanto a la hora de retroceder por detrás de la línea de la pelota para defender, y ser los abastecedores de todo el andamiaje ofensivo.
Con la necesidad de tener que hacer algo más para revertir la historia, Huracán mostró que, a pesar de terminar nublándose a medida que frecuentaba las inmediaciones del área millonaria, encontraba callejones por donde explorar a espaldas de Cirigliano.
Con los rendimientos decrecientes en el complemento, el Millo se frenó en el terreno esperando el empellón final del equipo de Parque Patricios. Indirectamente, pensó más en cuidar su quintita y armarse de anticuerpos. Aun así, terminó más que apremiado por la desesperación de Huracán, que eligió el camino de los bochazos para intentar la heroica.



IVÁN ISOLANI